Anthony Burgess presenta hoy en Barcelona su última novela, 'Poderes terrenales'
Narra la autobiografía de un escritor homosexual
Catapultado a la fama tras el éxito cinematográfico de A clockwork orange, Anthony Burgess se halla en Barcelona para asistir a la presentación de Poderes terrenales, su última novela, que efectuará esta misma noche José María Valverde. Mañana, José Luis Sampedro hará lo propio en Madrid. "Una novela grande y agustiniana", según sus propias palabras, que retoma el camino de Tolstoi, tras el "intento de Joyce de destruir la novela". Burgess narra la presunta autobiografía de un escritor popular y homosexual, emparentado con un Papa pelagiano -Juan XXIII-, que intenta vanamente delimitar lo que sea el bien y lo que sea el mal.
Anthony Burgess nació en Manchester (Inglaterra), el 25 de febrero de 1927. Especialista en fonética y literatura inglesa, fue profesor de la Universidad de Birmingham. Posteriormente trabajó para el servicio británico de Educación, primero en Inglaterra y posteriormente en Malasia y Borneo, donde escribió su Trilogía malaya. Autor de un buen número de novelas, bajo el seudónimo de Anthony Burgess y Joseph Kell, utiliza su nombre completo, John Burgess Wilson, para los estudios de crítica literaria. Durante su estancia en Barcelona ha comprado la traducción catalana del Ulises de Joyce.Pregunta. Poderes terrenales puede ser leído a la vez como una novela, que narra un historia, y como un tratado de teología, donde se pasa revista a cuestiones como el bien, el mal, la libertad, la fe...
Respuesta. Cuando proyecté el libro pensaba en escribir la vida de un escritor inglés, homosexual, rico, popular, ni demasiado bueno ni demasiado feliz. Tenía como ejemplo a William Somerset Maugham. A partir de ahí imaginé que una hermana -que Maugham no tenía- se casaba con un italiano, cuyo hermano llegaría a ser Papa. ¿Qué relación podía haber entre un homosexual y un Papa? Ese es el origen de la novela que, en un sentido amplio, describe el siglo XX en términos teológicos, en términos de bien y mal. No es fácil distinguir entre uno y otro. El principal hecho de la novela es un milagro: el sacerdote cura a un niño que acabará siendo un malvado. ¿Por qué ocurre? ¿Dios es bien o mal? La pregunta no tiene respuesta en la obra. Naturalmente la novela no es un tratado teológico, es un divertimento, la imagen del siglo XX, desde un hombre que no puede entrar en el mundo de la teología, porque es homosexual y está fuera de la Iglesia.
P. La homosexualidad ¿sirve para distanciar al observador, al transformarlo en marginal?
R. Totalmente. Mi problema era entender lo que es un homosexual. Una de las tareas del novelista es intentar entender lo que no puede entender. Se trata además de un intelectual católico, pero separado de la religión. En el conflicto entre el bien y el mal, él está por encima, es objetivo.
'Imaginación y memoria'
P. Hay libros que pretenden recuperar el recuerdo, aquí se juega con los fallos de la memoria.R. Sí, Toomey es viejo y no puede recordar. De ahí que el libro esté lleno de errores, deliberados. Se trata de un novelista, acostumbrado a inventar. Es posible que lo que recuerda del milagro lo haya imaginado. ¿Hasta qué punto se puede distinguir entre la imaginación y la memoria? Es, además, una posibilidad para el lector de no aceptar la historia. Y mi situación. A veces no sé si recuerdo la realidad o un sueño. No puedo escribir mi autobiografía porque no estoy seguro de lo que es cierto y de lo que no.
P. Volviendo a la teología, usted ha escrito una obra agustiniana.
R. En efecto, porque la discusión entre San Agustín y Pelagio es muy viva en Inglaterra. Pelagio afirma la libertad del hombre. Agustín la niega, porque el hombre nace en pecado. Creo que la historia del pensamiento inglés gira en torno a estas posiciones. Yo me inclino por pensar que el hombre es libre en el sentido de poder distinguir entre el bien y el mal y elegir. Es en lo único que creo. De eso trata el libro.
P. Además de Pelagio y San Agustín hay en la novela una curiosa recreación del Génesis, desde una perspectiva homosexual.
R. Eso fue una mala acción, no puedo volver a leer esa parte del libro. Hoy hay una cultura homosexual total que intenta reescribir la Biblia, intentado decir que al principio existía la homosexualidad y la heterosexualidad fue una imposición posterior.
P. Hay también una contraposición constante entre mito, superstición, fe y razón.
R. Lo que hay y nadie ha visto, es el mito del Minotauro, citado tres veces. El mito del pecado original está en el laberinto. El bien y el mal no son mito, son realidad. Pero el mal es más poderoso que el bien, porque podemos definirlo. Lo creo firmemente. Sé lo que es el mal. Nuestro siglo ha visto probablemente más mal que cualquier otro.
'Dios es peligroso'
P. Sin embargo el Papa que usted describe no habla del mal.R. Gregorio es una transposición de Juan XXIII. Cree que Dios es bueno, pero una vez que lo toca a través de un milagro, sirve para producir un asesino. Dios es peligroso. Dios no es un amigo, un padre, es una entidad peligrosa. La religión es peligrosa.
P. Joyce también aparece en la novela, así como su interés por el lenguaje.
R. Yo admiro a Joyce. Es mi maestro. Presentí que quería destruir la novela. Ahora hay que ir hacia atrás, a Tolstoi, a Dostoyevski. Yo intento escribir una novela tolstoiana. Lo que es evidente es que una novela es una exploración del lenguaje, que es difícil y ambiguo, sin que haya que dejar de lado los personajes. La novela trata de gente.
P. Algo muy distinto de lo que hizo en A clockwork orange.
P. Aquella era una novela sobre la pérdida del libre arbitrio. Desaparece el mal y ya no podemos elegir entre nada. Nadie entendió bien que era un libro teológico. Desgraciadamente la película lo hizo popular. Una película pornográfica. Yo soy muy tímido. No me gusta la violencia ni la pornografía y no quiero ayudar a producirla. En el libro utilicé juegos de lenguaje para esconder la violencia. Eran algo más que juegos, era la forma de esconder al lector la realidad que escribía.
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