Bancos y partidos
Los bancos que han financiado la ucedé parecen preferir la disolución de un partido que ya es histórico (por fundamental y por caduco) a cualquier otra solución financiera o política. Esto puede llevarnos, mediante un escepticismo rudo y fácil, a la conclusión de que detrás de las ideas sólo hay dinero: funcionan las ideas financiadas o se financian las ideas que funcionan. Las ideas por sí mismas no son nada. ¿No?En principio, hay que volver a aquello de que la democracia es el menos malo de los Gobiernos posibles. O, haciendo más concéntrica la fórmula, decir que cualquier democracia moderna, actual, vigente, es no otra cosa que eso: delicado equilibrio o firme pulso entre los partidos y los bancos. Wall Street contra los profesores de San Francisco y los artistas de Manhattan. O, por seguir con el modelo americano, Wall Strect contra Hollywood. Sabemos que la batalla la ganó Wall Street, en el cine, con la imposición del sonoro. Pero luego Orson Welles o Chaplin utilizan el sonoro para decirle verdades muy sonoras a Wall Street. Quizá democracia (aparte etimologías) es hoy fundamentalmente el diálogo dinero / ideología, el dinero como respaldo moral -sí, moral- de una idea política, y cualquier ideología democrática como denuncia permanente del dinero. Lo dijo Ezra Pound soberanamente: "El latín es sagrado; el trigo es sagrado". La cultura es sagrada; el comercio también. Entre otras cosas, porque el comercio escultura, de la permuta a la letra de cambio florentina. Lo más importante para mí -alguna vez lo he apuntado-, de la reciente movida electoral, es el que los bancos hayan invertido en ideas. Tras siglos espafíoles en que el dinero sólo invierte en dinero, esto supone un salto cualitativo de la sociedad y la economía española.
Las ideas, sí, a pesar de todo, siguen moviendo el mundo. Y no lo digo como una formulación moral, sino como una formulación cínica. (El no tener dinero permite, cuando menos, ejercitar el cinismo contra el dinero.) A, mí acaban de mandarme el cheque de Barcelona, como todos los meses, ni siquera a cambio de: unas ideas, sino a cambio de unas palabras, como bien matizaría Alvaro Delgado-Gal sobre mi escritura (y en este matutino lo hacía el domingo). ¿Cómo vivir de una música verbal, de una música visual -Tàpies, Clavé, Cuixart-, cómo vivir de una música? Pues resulta que el lector compra esa música, las revistas y los periódicos con lectores tienen más publicidad y, al final, todo el proceso editorial lo han m,Dvido unas ideas y unas músicas, atinque nos parezca cosa de gerentes. La música psocialista, el organillo pablista suena muy afinado:) en las esquinas de los grandes bancos madrileños (eso que la Prensa extranjera llama "las cajas fuertes de la calle de Alcalá"), y el triunfo de Felipe González, además de moral y político, ha sido un bien negocio para todos. (Aquí es cuando los cuarentañismos se dan cita en el campo del honor para retarse en duelo unos a otros, a primera sangre, con Maeztu y Donoso Cortés de padrinos y Carmina Ordóñez de peineta.) Fraga se está construyendo su propia Moncloa (siete plantas) en Génova, 13, porque su ideario escasamente ganivetiano aún cotiza en Bolsa. De Florida State University, Tallahassee, me piden precisiones sobre algunos de mis libros. Desde que somos una democracia, el iniiundo se ocupa hasta de los escritores españoles. El nuevo Gobierno, querido Solana, no tiene que hacer mucho por la cultura española. Se está haciendo solo. Please. Lo único, cuidar un poco esas becas literarias del Ministerio, que todavía salen nombres cuarentahistas. El dinero, el comercio, la banca, siempre han dialectizado con las ideas. No es que ahora, en España, se hayan comprado una democracia los banqueros, sino que han invertido en ideologías porque es la inversión que mueve el mundo.
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