El Palau Moja, donde vivió Verdaguer, es desde esta semana sede de la Conselleria de Cultura de la Generalitat
La restauración del edificio y de las pinturas de 'El Vigatà' son una recuperación artística de primer orden
El Palau Moja, situado en la Rambla de Barcelona, es desde esta semana la sede de la Dirección General del Patrimonio Arquitectónico, Artístico y Literario de la Generalitat. La parte más importante -el gran salón y la capilla en que oficiaba Mossèn Cinto Verdaguer-, con pinturas de El Vigatà, así como la escalera central de acceso y todo el résto de las obras, estará acabado dentro de tres meses. La Generalitat espera que el palacio se pueda visitar la próxima primavera.
La Conselleria de Cultura compró el Palau Moja a principios de este año a sus últimos propietarios, los condes de Güell, por cien millones de pesetas. Llevaba catorce años deshabitado y todavía quedaban restos del gran incendio ocurrido en el 71: "Cuando entramos por primera vez, antes de formalizar la compra", explica el arquitecto Mitjans, responsable de las obras, "la situación era deplorable. Todo estaba como cuando fue devorado por las llamas. Las pinturas murales habían sido las más castigadas y quedaron completamente ahumadas, sobre todo las del techo. Pero lo peor era la gran destrucción artística que había padecido el palacio desde tiempo atrás. Los almacenes vecinos, en los años en que fueron propietarios, eliminaron el patio interior y sus columnas, así como una gran parte del patio exterior y jardín".La recuperación del Palau Moja tiene una gran significación para Barcelona. No sólo es una pieza arquitectónica de primer orden, de enorme valor artístico, sino además un símbolo histórico. Ha sido testigo de dos siglos de historia de Cataluña. Desde sus fundadores -los Cartellà-, una familia cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, hasta los marqueses de Comillas, que tuvieron como huésped de honor en el palacio, durante casi dieciocho años, a Jacint Verdaguer. Un huésped extraño, sin embargo, porque el sacerdote poeta tenía una escalera aparte, "para no molestar a los marqueses".
Cuando perteneció a los almacenes Sepu, primaron los intereses comerciales sobre cualquier otro. Los condes de Güell, últimos propietarios, intentaron rehabilitar el palacio, e incluso realizaron algunas mejoras importantes. EL rey don Juan Carlos -entonces príncipe- residió allí con ocasión del Congreso Eucarístico en 1952. Al ocurrir el incendio fue definitivamente abandonado a su suerte.
Las pinturas de 'El Vigatà'
El diseño antiguo llega hasta una parte del actual Sepu y tiene forma trapezoidal, con tres plantas. El centro es un gran salón que llega hasta el tercer piso, en cuyo techo se encuentra una parte de las pinturas. Los Moja conservaron el palacio casi un siglo, y lo primero que hicieron fue encargar la decoración mural interior a El Vigatà, seudónimo del gran pintor de la época Francesc Pla i Durán.Estas pinturas tienen un gran valor artístico. Se sitúan en pleno rococó y muy cerca del prerromanticismo, del que existen tantas muestras en Cataluña. El proceso de restauración resulta muy complejo y lento. Las pinturas estaban en muy mal estado a causa del fuego. Este trabajo ha sido encargado al Centro de Restauración de la Generalitat situado en el Monasterio de Sant Cugat del Vallés.
En 1924 todo el edificio y gran parte de su terreno colindante, que no estaba edificado, fue comprado por Sepu para construir los almacenes. Consiguieron permiso del ayuntamiento para construir sobre el jardín.
Ainaud de Lasarte, director general técnico de los museos de Barcelona, que fue requerido por la Generalitat para colaborar en la confección de un informe sobre el valor artístico del palacio, recuerda personalmente su época final. "Hasta después de la guerra los condes de Güell no habitaron el palacio. Antes habían trasladado del lugar una valiosísima colección de tallas barrocas de los siglos XVI y XVII, de autores castellanos y andaluces, de la que eran propietarios. Cuando lo compró la Generalitat quedaban, como elementos de mayor valor, las pinturas murales de techos y paredes del gran salón y la capilla, que evidentemente nadie se podía llevar".
Esta obra de restauración y reconstrucción la realiza directamente la Dirección General del Patrimonio, al igual que las obras del Palacio de la Rambla de Santa Mónica, el Palau Marc, actual sede de una parte de la Conselleria de Cultura. "Es precisamente por que queremos acabar la restauración del Palau Marc", explica Jordi Bonet, director general del Patrimonio, "que será la sede central de Cultura, por lo que nos trasladamos ya a la parte acabada del Palau Moja. Este palacio, además de ser la sede de nuestro departamento, estará abierto al público que podrá visitar el Museo Verdaguer, la capilla, el gran salón, la biblioteca, quizás una hemeroteca y otros sevicios".
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