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Polonia y la CSCE

La Unión Soviética sigue confiando en que se celebre una conferencia sobre desarme

La decepción que el Kremlin parece mostrar ante los resultados de la Conferencia de Cooperación y Seguridad Europea (CSCE), que ayer reabrió sus sesiones en Madrid, no le hace abandonar sus esperanzas de que se celebre una nueva reunión paneuropea que estudie los temas relacionados con la seguridad y el desarme.Moscú insiste en atribuir a Estados Unidos -o, dicho sea con el lenguaje de: Pravda, a "los círculos imperialistas más reaccionarios"- la responsabilidad del previsible fracaso de la reunión de Madrid.

Los medios de comunicación soviéticos, claro está, afirman unánimemente que, sin embargo, "la URSS y otros países socialistas han tratado de conseguir pacientemente", en Madrid, "la merma del peligro bélico". Los países neutrales y no alineados -afirmaba el pasado lunes el diario Pravda supieron adoptar también esta "posición constructiva".

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Estados Unidos, señalaba el citado periódico, "intentó aprovechar este encuentro para fines muy diferentes a los previstos", pretendiendo "bloquear la distensión", como consecuencia de sus deseos de impulsar "la carrera armamentista y la confrontación". Las "obstrucciones" de Washington, añadía, lograron el aplazamiento de las sesiones, que nuevamente se reanudaron ayer, después de unas largas vacaciones.

Sin embargo, la URSS no parece haber perdido las esperanzas de que se celebre una conferencia a nivel europeo en la que se estudien posibles compromisos sobre desarme y "medidas de confianza" (sistema de notificación previa a otros países de los grandes movimientos y material, introducido en la CSCE de Helsinki).

Pravda creía detectar buen ambiente en Europa para la convocatoria de esta reunión paneuropea, citando -en apoyo de su optimismo- unas recientes declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, Hans Dietrich Genscher.

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"A pesar de los vientos fríos que soplan del otro lado del océano", afirmaba, "amplios círculos de Occidente entienden la importancia vital que la distensión tiene para Europa y para todo el mundo".

La reapertura de lo que -se supone- serán las últimas sesiones de la Conferencia de Madrid ha sido prologada por el Kremlin con una serie de inauditos ataques contra Estados Unidos.

El pasado domingo, durante la recepción que siguió al desfile conmemorativo del 652 aniversario de la Revolución soviética, el líder de la URSS, Leónidas Breznev, afirmó, entre otras cosas, que "el poder y la vigilancia" de su país enfriarán "las cabezas calientes de algunos políticos imperialistas".

Breznev lanzó también una dura advertencia contra "aquellos que pretenden emprender aventuras mílitares", afirmando que no podrían evitar una "represalia aplastante" en el caso de que trataran de apoderarse de "la tierra de los soviets".

Estas palabras del líder soviético subrayaban y enriquecían su áspero discurso del pasado día 27 de octubre, en el que hizo un llamamiento para que el Ejército Rojo mantuviera su vigilancia "en el grado más alto", duplicando y triplicando sus esfuerzos.

Para muchos observadores, esa intervención de Breznev significaba que, definitivamente, el Kremlin había considerado inútil entenderse con Reagan y buscaba nuevas vías de diálogo que no pasaran forzosamente por la Casa Blánca. Así, Moscú intentaría encontrar una fórmula de entendimiento directo con Europa occidental y China, país este con el que ha iniciado sondeos previeos para la reanudación de las conversaciones interrumpidas hace tres años, a raíz de la invasión de Afganistán.

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