Estupefacción israelí ante el deseo de Reagan de unir Cisjordania y Gaza a Jordania
El presidente Ronald Reagan ha dirigido al primer ministro israelí, Menájem Beguin, una carta en la que le adelanta las grandes líneas de la política norteamericana de cara a la solución del problema palestino. En la misiva, el presidente se pronuncia a favor de un hogar nacional palestino en Cisjordania y Gaza, territorios que deben estar vinculados a Jordania. Estados Unidos puede estar empezando a hacerse la Idea de un Estado palestino, admiten en Washington fuentes oficiales.
La carta de Reagan ha caído en Israel como un bombazo. Beguin, que la recibió el martes por la noche de manos del embajador norteamericano, ha interrumpido sus vacaciones en Nahariya, ciudad veraniega en la costa mediterránea, y ha vuelto a Jerusalén. El Gobierno se reunirá hoy en sesión extraordinaria para estudiar y, en su caso, reaccionar a la propuesta de la Casa Blanca.La visita de Caspar Weinberger, secretario norteamericano de Defensa, que llegó ayer para examinar con los dirigentes israelíes la situación en Líbano, ha quedado eclipsada, y. sobre los medios políticos israelíes planean dos preguntas: ¿cómo puede y debe reaccionar Israel a las exigencias de los norteamericanos?, ¿por qué ha escogido Reagan este momento para pasar a la ofensiva sobre el problema palestino?.
Se sabe que, en la carta, el presidente Reagan pide al primer ministro Beguin que detenga inmediatamente la colonización judía en los territorios palestinos ocupados, manifiesta su deseo de que se incluya a Jordania en las conversaciones sobre la autonomía, tras recalcar los lazos permanentes entre Jordania, Cisjordania y Gaza, y subraya la necesidad de un hogar nacional para los palestinos.
Espíritu combativo
El sentimiento mayoritario en los medios gubernamentales israelíes a última hora de ayer era el de que el Gobierno debía responder responder con una "intensificación de la colonización judía en Judea y Samaria (nombre bíblico de Cisjordania), creación de nuevas colonias y extensión de las ya existentes".
Yuval Neeman, ministro de Desarrollo Científico, que representa en el Gobierno de Beguin a los ultranacionalistas del partido Mehiya, dice, incluso, que habría que anexionarse Cisjordania.
Es poco probable que el Gobierno tome una decisión tan extrema. Sin embargo, este corresponsal ha podido detectar en Jerusalén un ambiente muy tenso, con un espíritu combativo y poco inclinado a los compromisos.
"El Gobierno no retrocederá ante un enfrentamiento directo con Washington si Estados Unidos pretende imponernos un diktat en el problema palestino", dice un alto funcionario en Jerusalén, antes de añadir que las tesis formuladas por el presidente Reagan son una desviación grave de los acuerdos de Camp David.
Varias son las razones por las que el presidente de Estados Unidos ha podido juzgar oportuno provocar a Beguin en este momento. Había indicios en Washington de que el Gobierno Beguin, entusiasmado por el éxito de Líbano, se dispondría si no a anexionarse próximamente Cisjordania, si, al menos, a lanzar una vasta operación de implantación judía en los territorios ocupados para crear una situación irreversible.
Tal actuación, desde el punto de vista de Estados Unidos, acabaría definitivamente con cualquier oportunidad de lograr una autonomía aceptable para los palestinos. Además, la salida de la OLP de Beirut ha terminado con la situación que paralizaba el problema palestino y ofrece a Estados Unidos una oportunidad rara, quizá única, para ampliar, sin romperlo, el marco de Camp David, de cara a una nueva dinámica que facilite la búsqueda de una solución al problema nacional palestino.
El presidente Reagan estima también que se halla en condiciones lo suficientemente seguras comer para enfrentarse al Gobierno Beguin, cuya actual política está a la defensiva frente a la opinión pública internacional y norteamericana.
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