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ECOLOGÍA

Las autoridades españolas impiden que zarpen barcos gallegos contra los vertidos radiactivos

Catorce personas, entre alcaldes, concejales, representantes de cofradías de pescadores, ecologistas, sindicalistas e informadores, tenían ayer previsto zarpar del puerto vigués, a bordo del pesquero Pleamar, para salir al encuentro del buque holandés Scheldeborg, que pretende arrojar 3.000 toneladas más de residuos radiactivos en la fosa atlántica, a 300 millas marinas (setecientos kilómetros) de Galicia. El Arosa 1, que debía zarpar desde La Coruña, fletado por el ayuntamiento de la ciudad, no pudo hacerlo.

Las dificultades administrativas planteadas a última hora por las autoridades de Marina para que partieran de Galicia los dos buques fletados por los ayuntamientos de Vigo y La Coruña, con objeto de protestar por los vertidos nucleares en el Atlántico, parece que iban a ser superadas en el primer caso, pero no así en lo que respecta al Arosa I, en el que pensaban embarcar 55 representantes de instituciones coruñesas. El bacaladero Arosa I continuaba a última hora de ayer amarrado en el puerto y no se descartaba la posibilidad de que parte de la tripulación que tenía intención de zarpar en él lo hiciera en el Pleamar.La partida de ambos barcos fue considerad ilegal, en declaraciones a Radio Pontevedra, por el subdirector general de la Marina Mercante, Fernández Aceituno, quién manifestó que la salida al mar del Arosa I y del Pleamar "está motivada por causas distintas a aquellas para las que tienen licencia de navegación; esos barcos son pesqueros y con la normativa legal vigente desde hace treinta años en la mano, no pueden ir a la fosa atlántica a impedir los vertidos radiactivos".

Ante las dificultades opuestas por la Administración española, algunas organizaciones ecologistas, como Greenpeace y la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (ADEGA), estudiaban ayer la posibilidad de fletar un barco desde Portugal. Esta medida permitiría a las representaciones gallegas llegar a la fosa atlántica y a Greenpeace eludir la posibilidad de una cuantiosa multa de los tribunales holandeses. La tripulación del Sirius, buque que pertenece a la sección de Greenpeace de los Países Bajos, y está sometido por tanto a la jurisdicción holandesa, cambiaría de embarcación en alta mar.

La organización Greenpeace tendrá que abonar una multa de cien mil dólares (once millones de pesetas) por cada día que su barco, Sirius, retrase el lanzamiento al mar de los bidones con desechos radiactivos que transporta el cargero holandés Scheldeborg, de acuerdo con el veredicto dictado ayer por un tribunal de Amsterdam (Países Bajos). El veredicto es el resultado de la denuncia urgente presentada contra Greenpeace por el organismo holandés encargado del transporte de este tipo de residuos.

Manuel Soto, alcalde de Vigo, aseguró, en cambio, que el Pleamar zarparía por la tarde y dijo que todas las medidas necesarias estaban tomadas. "Respetaremos escrupulosamente las medidas de seguridad que me ha facilitado el comandante de Marina, especialmente en lo referente al número de pasajeros que irán a bordo", añadió Soto.

La contratación del Pleamar para esta empresa de protesta fue llevada a cabo personalmente por el alcalde de Vigo, Manuel Soto, del PSOE, ante los dirigentes de la cooperativa de armadores de esta ciudad. El Ayuntamiento de Vigo aporta una ayuda de 500.000 pesetas; el resto, hasta completar el millón que cuesta la singladura, será sufragado por suscripción popular.

El Pleamar desplaza 202 toneladas, tiene 32 metros de eslora y desarrolla una velocidad máxima de diez nudos. Ha sido siempre destinado a la pesca de superficie en el Mar del Norte. Viajan en él, además del alcalde, la concejala viguesa de limpieza, María Arán, del PSOE, y el concejal de Esquerda Galega Francisco García; representantes de los sindicatos CC OO y UGT, un miembro de las cofradías de pescadores de Pontevedra, otro de los movimientos ecologistas y varios informadores. En total 14 personas, más la tripulación. El pesquero estará en, la zona de los vertidos hoy por la noche o el sábado por la mañana, dispuesto a entorpecer testimonialmente la acción del buque holandés, prevista en principio para que comience el sábado a mediodía.

Directora general del Medio Ambiente: "Un problema falso"

La directora general del Medio Ambiente, María Teresa Estevan, ha declarado a Efe que la campaña de los ecologistas contra el vertido de residuos nucleares en la fosa atlántica "es una serpiente de verano". La directora general asegura que el vertido de basura nuclear "respeta todas las condiciones estipuladas por la Convención de Londres: 4.000 metros de profundidad, ningún cable submarino, mínimo tráfico marítimo y sin pesca".Sobre la reacción de los ecologistas, afirma que le parece penoso que, "en esta situación, busquemos problemas donde no los hay y provoquemos esta incertidumbre e inseguridad en la gente, planteando problemas que no existen". Pese a estas manifestaciones, Esteban afirma que su dirección general "se preocupa del tema, y ya se están realizando gestiones en el secretariado de la Convención de Londres para que se proceda al enterramiento de los residuos".

En cuanto a la posible ubicación de un nuevo basurero núclear cerca de las costas canarias, Estevan declaró que "a eso sí que nos oponemos rotundamente, si se intenta instalarlo a menos de las 250 millas que prevé la Convención de Londres".

Mientras tanto, continúa la movilización en Galicia contra los vertidos atómicos en el Atlántico. ADEGA y otros grupos de Vigo han convocado una manifestación para la primera semana de septiembre. Todos los partidos políticos, excepto Alianza Popular, se han declarado ya contrarios al lanzamiento de los desechos nucleares en el Atlántico. El próximo día 5 de septiembre, todos los barcos de pesca del litoral gallego harán sonar sus sirenas a la misma hora en señal de protesta. En las próximas jornadas dos autocares con pescadores se dirigirán a Madrid para mostrar su disconformidad ante el Ministerio de Asuntos Exteriores y ante las embajadas de Holanda, Bélgica y el Reino Unido, países que en los últimos años han utilizado la fosa del Atlántico para deshacerse de sus residuos nucleares.

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