El fracaso de los caricatos
Son varios los caricatos españoles que han fracasado en el cine. Tip y Coll no tuvieron éxito en sus películas como protagonistas, Joe Rígoli alcanzó el olvido al arriesgarse ante las cámaras y Pepe da Rosa ha hecho palpable su provisionalidad al empeñarse en ser actor. Muy distinta es la mecánica de las actuaciones en Televisión o en salas de fiesta de las exigentes normas del cine.El caso, sin embargo, es que siempre hay algún productor dispuesto a explotar la popularidad de algunos humoristas, cantantes, futbolistas o locutores, sin molestarse mucho en que el producto que ordena fabricar contenga un mínimo interés. Hay un éxito rápido que aprovechar.
Ni te cases ni te embarques es la primera entrega cinematográfica del trío Martes y 13, tan ingeniosos imitadores, obligados a recitar en la película un texto de nula calidad y a interpretar personajes intercambiables y confusos, cuya gracia última consiste en encontrar divertido cualquier defecto fíisico ajeno.
Ni te cases ni te embarques
Guión: Luis Enciso, Javier Aguirre y otros. Director: Javier Aguirre. Fotografia: Manuel Rojas. Intérpretes: Martes y 13, Amparo Soler Leal, Agustín González, Beatriz Carvajal, Alejandro Enciso, Fina Torres. Española, 1982. Comedia. Locales de estreno: Cid Campeador, Novedades y Carrago.
Hacen un penoso recorrido entre parapléjicos, jorobados, calvos, impotentes, ciegos, muertos de hambre, a los que los guionistas encuentran graciosos como los encontraban también aquellos siniestros chistes de café que proliferaron en España en los años cuarenta y Cincuenta. Nada más lejos de su objetivo que el humor negro; mejor dicho, nada más lejos del humor.
Unas cuantas situaciones zafias y repetitivas van coronando la aburrida aventura de esos tres pícaros que abren una agencia matrimonial por la que circulan defectuosos personajes deseosos de encontrar la pareja ideal. Si a alguien se le ocurrió recordar a los hermanos Marx es que no se acuerdan de cómo eran.
Con prisa, sin cariño
La película está realizada de prisa, sin medios, sin cariño. Hay que salvar a Amparo Soler Leal y a Agustín González, deseosos de salvarse aisladamente. Pero una película como ésta contagia a todo el mundo. Quizá no haya un culpable concreto, pero lo cierto es que títulos como Ni te cases ni te embarques hacen un flaco favor a la dignificación del cine español. Como quienes escriben, producen y dirigen no se exijan más a sí mismos" absurdo será que exijan generosidad en el público.
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