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Nicaragua "se armará hasta los dientes" para prevenir los ataques desde Honduras

El asesinato de quince campesinos nicaragüenses en la aldea San Francisco del Norte, a manos de bandas somocistas llegadas desde Honduras, ha encendido todavía más los ánimos en esta conflictiva frontera. Los asistentes al entierro pidieron el domingo, a gritos, fusiles para defenderse, mientras el coordinador de la Junta de Reconstrucción, comandante Daniel Ortega, anunciaba que Nicaragua se armará "hasta los dientes" para defender su integridad territorial.

El canciller nicaragüense, Miguel D'Escoto, ha enviado a su homólogo hondureño, Edgardo Paz Barnica, una enérgica nota de protesta por la pasividad, cuando no la complicidad, de las autoridades de Tegucigalpa ante la creciente actividad bélica de los grupos contrarrevolucionarios instalados en su país."La cantidad y calidad del armamento que portaban los criminales", dice la nota oficial, "es imposible que pasase inadvertida a las autoridades de Honduras, lo que nos hace pensar con sobrados motivos que esta acción no era totalmente desconocida para las autoridades hondureñas del lugar".

Miguel D'Escoto ha exigido al Gobierno de Honduras la adopción de medidas definitivas para acabar con las agresiones contra Nicaragua, ya que de otro modo la pasividad deberá ser interpretada como una complicidad cada vez menos disimulada con los planes agresivos que tiene contra su país una potencia no centroamericana, lo que constituye una inequívoca alusión a Estados Unidos.

"A estas alturas", continua el documento de la cancillería, "pareciera que la propuesta hondureña de internacionalizar la paz va camino de convertirse, por la vía de los hechos, en un absurdo y aventurero propósito de internacionalizar la guerra".

El comandante Daniel Ortega dijo, por su parte, ante varios centenares de campesinos reunidos en San Francisco del Norte, que Nicaragua no declara la guerra a Honduras porque el pueblo de esta nación no tiene por qué pagar las consecuencias de las complicidades existentes entre algunos sectores de su Gobierno y Ejército con las bandas somocistas que operan desde suelo hondureño.

"Pero no nos dejaremos provocar", añadió, "compraremos armas para defendernos allí donde sea posible". Apeló a Europa y América Latina para que interpongan sus buenos oficios a fin de impedir que se generalice la guerra en Centroamérica.

Los sucesos de San Francisco del Norte han revelado, además, que las fuerzas antisandinistas cuentan con morteros, lanzagranadas y fusiles automáticos, contra los que nada pudo hacer una veintena de milicianos armados de viejos mauser. A la rendición de los campesinos, después de agotar su munición, siguieron escenas espeluznantes que han relatado algunos supervivientes. Un muchacho que se negaba a entregar su fusil sin balas sufrió la amputación de las dos manos, en tanto que otro miliciano era machacado a culatazos antes del tiro de gracia. "No pasarán", seguía siendo, sin embargo, el grito de guerra en el funeral de los quince campesinos.

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