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Una exposición de 30 anteproyectos de vivienda rural que pretende mantener la arquitectura tradicional

Los objetivos de ofrecer alternativas concretas para construir viviendas rurales que encajen perfectamente con el medio ambiente y recuperar materiales y construcciones tradicionales en peligro de desaparecer pretende el concurso promovido, a nivel nacional por la Dirección General de Arquitectura y Vivienda del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) y que, en Valladolid, ha adquirido características especiales, al ser expuestos públicamente en la Caja de Ahorros Provincial los treinta anteproyectos presentados por los arquitectos. La exposición se ha presentado en Valladolid y Peñafiel hasta hoy se exhibe en Pedrajas, y en los próximos meses, hasta octubre, en diversas localidades de la provincia

"La exposición se hace en verano para que muchos emigrantes que pasan las vacaciones en su pueblo puedan encontrar una idea para construir su vivienda sin romper la fisonomía de la zona", señaló Manuel Fuentes, presidente de la Caja de Ahorros Provincial, alcalde de Medina de Rioseco y uno de los hombres que desde hace tiempo viene impulsando la potenciación de los pequeños pueblos del interior como lugares de veraneo, mediante el rescate de casas abandonadas y en sustitución de urbanizaciones artificiales, donde es más difícil conseguir una convivencia que en las pequeñas comunidades rurales ya está lograda.Para Francisco Roldán, jefe de la división de Arquitectura y Vivienda del MOPU en Valladolid y coordinador de la exposición, la meta fundamental es lograr que las nuevas edificaciones rurales no rompan con el medio en que se alzan. "Hasta ahora hemos asistido a un caos total en este terreno. En zonas donde predomina el adobe, el tapial y los colores grises, se han construido casas con ladrillos cara vista de dos colores, azulejos alicatados, etcétera. Era una bofetada urbanística, pero no se podía evitar".

La causa esencial de este problema habría que buscarla en un concepto mal entendido de la modernidad, en la ruptura con la arquitectura tradicional, por considerarla pobre y anticuada, y en las dificultades para encontrar personas que sepan o quieran trabajar con elementos como el adobe o el tapial. "Es casi imposible volver a ellos porque salen más caros ya que el ladrillo, y porque no hay gente que esté en condiciones de hacerlo. Ahora bien, esto no significa que no se pueda respetar el color, la textura, el diseño de puertas y aleros, etcétera, en las nuevas construcciones. A eso vamos y por ese lado están dispuestos a incidir los patronatos de viviendas rurales".

Este intento de recuperar la arquitectura popular de las zonas rurales ha tenido en Valladolid un importante precedente: la lucha por mantener y reconstruir los clásicos palomares de Tierra de Campos, emprendida desde diversas instancias y potenciada desde la entidad bancaria citada. El propio Francisco Roldán ha realizado su tesis doctoral sobre estas edificaciones, que han estado en peligro de extinción, sobre todo, por la emigración registrada en la mencionada comarca y por el abandono de la cría de palomas, que ahora vuelven a resurgir.

Vida en el campo

Los problemas para recuperar algunos elementos aludidos (adobe, tapial, glorias) quedan patentes en los anteproyectos presentados. Sólo uno propone la utilización del adobe y sólo cuatro incluyen la gloria como sistema de calefacción.Sin embargo, todos ellos, y de ahí la importancia de la idea, se adaptan a las necesidades de la vida en el campo y están perfectamente, encuadrados en el medio. De los treinta antreproyectos, diecinueve están concebidos para cualquier zona de la provincia; seis son exclusivos para Tierra de Campos, tres para zonas de Ribera de Ríos y dos para Tierra de Pinares, comarca donde predomina el ladrillo cocido, mientras que en Tierra de Campos, al existir poco arbolado, abunda el adobe. La piedra no suele ser un elemento habitual de construcción en los pueblos vallisoletanos, salvo casos aislados, como Urueña, Montealegre, Villanubla o Campaspero.

Doce anteproyectos han sido seleccionados por el jurado provincial y uno por el nacional. No obstante, a los autores de otros dos anteproyectos no seleccionados se les ha encargado el desarrollo de su idea, lo que supone que también pueden ser utilizados por el MOPU para la promoción de viviendas rurales.

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