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Tribuna
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La nueva relacion mundial tras las Malvinas

Hay casi siempre un nutrido catálogo de motivos y pretextos para empezar una guerra: un pistoletazo, como en Sarajevo, o una idea demencial mesiánica racista, como la de la alegre guerra que fue ordenada a las tropas de Hitler para romper las barreras de la frontera entre Alemania y Polonia el 1 de septiembre de 1939. La guerra de 1914 terminó cuatro años más tarde como tina guerra de máquinas y gases, de combatientes enterrados en trincheras-laberintos y con poblaciones civiles arrasadas. La de 1939 terminó seis años más tarde, tinos días después de Hiroshima. El ser humano se encontró ante una fuerza capaz de borrar la vida en el planeta Tierra: la guerra atómica, era una realidad.La baja y mediocre calidad de la moral social y de las relaciones internacionales no corresponde al avance técnico y científico . La contradicción promueve determinadas crisis, genera otras -Norte-Sur, Este-0este, energética, ecológica, económica en general-. Las cuantiosas inversiones en defensa militar frenan el progreso humano global, y esto es un lugar común; pero de no olvidar los lugares comunes depende, en parte, el futuro de todos. La guerra del Atlántico sur evidencia un conflicto que va mucho más allá de la disputa por el oridear de una bandera y el dominio sobre unas islas.

Las relaciones Este-Oeste, Norte-Sur, Latinoamérica-Norteamérica, no son hoy las mismas que existían antes del conflicto. El juego sobre el tablero del ajedrez mundial se ha complicado. Las consecuencias de la guerra son visibles, pero también invisibles; son predecibles, pero también impredecibles. Tienen que ver tanto con el siglo XXI como con las zonas de influencia del Pacto de Varsovia y de la OTAN.

La Antártida, el continente blanco, es un desafio del siglo XXI como lo es la carrera por el espacio. Los países quieren tener entrada a ese nuevo El Dorado. El Reino Unido sabe que sus islas antártidas son la llave de acceso y las defiende con todo su fuego colonial, aunque las Malvinas, por razones históricas y geográficas, pertenezcan a Argentina, que necesita a su vez nuevas razones legales y estratégicas hacia la Antártida.

El régimen militar del general Galtieri, frente a una oposición popular cuantiosa y a una crisis económica sin precedentes, precipitó la ocupación de las Malvinas después de unas lentísimas, interminables negociaciones a través de los organismos internacionales, y como un medio, además, de lograr una unidad nacional para su régimen tambaleante.

Por el hecho psicológico, personal, de ser la dama de hierro y para no parecer débil, el Gobierno de Margaret Thatcher extremó el sentimiento nacional-colonialista británico en un intento de conseguir la unificación del espíritu nacional y de golpear a la oposición laborista y socialdemócrata, aunque después de la aventura bélica tanto el régimen del general Galtieri como el Gobierno de Margaret Thatcher tendrán que enfrentarse a los reajustes, cambios, sustituciones y circunstancias internas creadas por el conflicto. El río de la historia es heraclitano.

Otras consecuencias

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El talón de Aquiles de las Naciones Unidas es el uso del veto de los grandes de la cima, que les permite una impunidad que desequilibra al organismo internacional. El veto soviético, en su momento, inmovilizó a la ONU para que se pudiera detener la invasión de Afganistán. El veto del Reino Unido ha permitido a Thatcher manejar el conflicto de las Malvinas con la fuerza de las armas frente a las palabras de la ONU. Volvemos a la moral cavernícola a las puertas del tercer milenio. En otro escenario, la guerra Irán-Irak continúa ajena a las gestiones de los mediadores. Nuestras civilizaciones, a nivel planetario, no han encontrado aún Ios medios y resortes para detener los conflictos. El no alineamiento -después de Tito, Nasser, Sukarno, Nehru- entró en una crisis de donde no sale aún. Los movimientos populares pacifistas y antinucleares sólo pueden ser estimadosen el mundo no soviético, porque éste se encuentra en reajustes en la cumbre ante la prevista sucesión de Breznev. La guerra del Atlántico sur le ofrece al bloque soviético una situación de distracción ideal para encubrir sus reajustes internos, en Polonia y otras democracias populares, y una excelente opción futura hacia Latinoamérica, resentida en lo económico, emocional e histórico por el alineamiento de la OTAN y la Comunidad Europea con la empresa bélica de. Margaret Thatcher, y doblemente resentida y sorprendida ante el apoyo logístico, militar, económico de Washington a la invasión de las Malvinas, sin cuya aprobación el Reino Unido no se habría lanzado a la empresa bélica, aunque Haig continua proclamando su neutralismo para reactualizar la historia del doctor Hydie y Mr. Jekyll.

El error de Washington, al salir de su neutralismo y de su gestión pacificadora, al romper la relación Norteamérica-Latinoamérica en la OEA y el Tratado Interamericano de Ayuda Recíproca, tiene consecuencias a corto y largo plazo. Latinoamérica puede establecer su sede unificadora en Brasilia, Caracas, Ciudad México o quizá hasta La Habana en una OEI (Organización de Estados Iberoamericanos) con una política mundial no alineada y abierta tanto a Washington como a Moscú.

Ninguno de los bloques es inonolítico y hay fisuras dentro de ellos. El mundo pentagonal -Norteamérica, Unión Soviética, Europa unida, Japón, China Popular- de la víspera se ha reducido. Las sanciones económicas contra Argentina han motivado contradicciones internas -especialmente en la República Federal de Alemania e Italia- y resentimientos en Latinoamérica, que se alejaría en sus relaciones con el Mercado Común Europeo y abriría puertas a otros mercados y a la Unión Soviética y China, sin olvidar que el comercio de carnes y cereales de Argentina y la URSS es sólido.

A través del régimen marxistaleninista de La Habana, la Unión Soviética y el Comecon tienen una vía natural hacia Latinoamérica. Si los satélites norteamericanos informaron a los ingleses de la posición de los barcos argentinos, los satélites soviéticos han informado, a su vez, a los argentinos.

España desempeñará un papel de primera línea en el futuro de Latinoamérica. Es el país que por identidad cultural e histórica está destinado a ser el vínculo mediador y unificador de Latinoamérica con el mundo. En parte, el porvenir de Latinoamérica depende del porvenir de España.

Alberto Baeza Flores es ensayista y periodista chileno.

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