El Reino Unido cuenta con cien barcos y 25.000 hombres para recuperar el archipiélago de las Malvinas
Gran Bretaña, utilizando cien barcos y 25.000 hombres, según versión oficial, estableció una cabeza de puente de 25 kilómetros cuadrados en la zona de San Carlos de la isla Malvina oriental, poniendo en tierra a cinco mil de sus tropas. La fragata Ardent se vino a pique. Londres ha reconocido hasta el momento veintiocho muertos y veintidós desaparecidos. "Podemos esperar una intensa actividad en los próximos días" señaló el titular de Defensa, John Nott, "no nos vamos a quedar sentados. Vamos a recuperar las islas". Mientras consolidaban sus posiciones, los británicos esperaban un contraataque argentino.
La batalla de la víspera fue intensa y cruenta. En el crucero Canberra, los cirujanos trabajaron afanosamente toda la noche. Las bajas oficiales británicas ascienden a siete muertos y veintidós desaparecidos, a los que hay que añadir los veintiún muertos del helicóptero que cayó al mar durante los preparativos para el desembarco. Si se confirman estas cifras, los británicos habrán perdido ya 72 hombres en las guerra de las Malvinas. "El desembarco en sí no causó bajas", aseguró John Nott. Pero hubo 57 heridos.En los días precedentes, y el mismo viernes, los británicos habían lanzado ataques de diversión para confundir al enemigo sobre el verdadero lugar del desembarco: la zona de San Carlos. "El principal desembarco anfibio", aseguró John Nott en una conferencia de Prensa, "Fue un éxito completo".
Las fuerzas británicas se han asegurado una cabeza de puente en esta zona al noroeste de la Malvina Oriental, poniendo en tierra, según fuentes oficiosas, a cinco mil hombres. La mitad pertenecían a tres comandos de marines y a dos batallones del regimiento de paracaidistas. El resto estaba compuesto de ingenieros, técnicos en comunicaciones y miembros de los servicios de intendencia.
Las fuerzas británicas estaban ayer intentando consolidar sus posiciones en estas "48 horas cruciales", según fuentes oficiosas, pero el Ministerio no tenía confirmación de ningún contraataque argentino.
En San Carlos, los británicos disponen ahora de artillería, baterías de misiles antiaéreos Rapier, tanques Scorpion, blindados ligeros Scimitar y "un gran número de helicópteros", con los cuales aumentar la movilidad de las tropas. También se han asegurado una pista de hierba para sus aviones Harrier.
Los británicos habían realizado incursiones en otros lugares. En la península Farming Head capturaron una posición argentina e hicieron nueve prisioneros. Un avión Harrier fue derribado cuando atacaba la zona de Darwin. En otros lugares donde habían desembarcado en pequeña escala, las fuerzas británicas proseguían ayer sus operaciones.
Para el jefe de Estado Mayor, el almirante sir Terence Lewin, el concepto de cabeza de puente ha quedado ahora superado, las horas más inciertas del desembarco han quedado atrás. "Nos vamos a mover y nos vamos a mover deprisa",aseguró.
Golpe significativo
En la batalla aérea de la víspera, Londres afirma haber derribado a nueve Mirages, cinco Skyhawk, dos Pucaras y cuatro helicópteros argentinos. "Estas pérdidas deben representar un golpe muy significativo para la fuerza aérea argentina", comentó Nott. Pero estos aviones habían conseguido tocar a tres buques británicos, que ayer seguían operacionales, y dañar seriamente a otro cuando una bomba que no explotó penetró en su sala de máquinas. "Sus armas siguen sirviendo", dijo Nott.
La fragata Ardent se hundió. Misiles y bombas argentinas la alcanzaron, y su tripulación tuvo, que abandonarla. Veinte "desaparecidos" y treinta heridos. Ardent era una fragata que había entrado en servicio hace tan sólo cuatro años y medio. El Ministerio de Defensa nunca había reconocido que formara parte de su fuerza expedicionaria. Con el destructor Sheffield, este es el segundo buque que pierden los británicos. "Si no se exponen las fuerzas, no se logra una victoria", comentó Lewin.
La armada argentina "no ha intentado aún intervenir. Sus buques de superficie están recogidos en sus aguas territoriales", dijo el ministro de Defensa en un tono de desafío.
Lewin reconoció que las fuerzas británicas en tierra se enfrentaban con un problema de suministros. Nott aseguró que esta cuestión había sido planificada "a meses vista". Aclaró sin embargo que no se trataría de una campaña de meses, sin querer precisar un plazo determinado. Para Lewin, son los argentinos los que están en una situación más difícil, pues "cada bala que disparan es la última".
"Casi no hubo interferencia por parte de Argentina", en el desembarco, aseguró el coronel de Marines Tim Donkin. "La resistencia argentina fue similar a la demostrada en Georgia del Sur. No quiero ser optimista, pero si la resistencia va a ser de este tipo... ". El desembarco, añadió "no fue repelido ni lo será". Donkin describió a los prisioneros argentinos como empapados, misérrimos y con frío".
Los primeros civiles liberados en la zona de San Carlos "estaban encantados". Nott insistió mucho en el valor de una foto que había llegado del desembarco en la que se veía a unos niños sonriendo al lado de un mástil en el que ondeaba la bandera británica. Nott aseguró que se había solucionado -¿milagro?- la transmisión de fotos a Londres en el día del desembarco.
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