La URSS y el arte en libertad
El que fue secretario del partido comunista francés, Maurice Thorez, comentó en su día con Jruschov que Picasso era comunista, y el líder soviético le respondió: "¡Que le aproveche! Pero eso no hace cambiar en nada mi opinión. Puede pintar los cuadros que le vengan en gana, hasta encima de su culo. ¡Yo con no mirarlos tengo bastante!".Esta frase enterraba lo que en occidente consideraban, con optimismo, después de la dura época stalinista, como deshielo artístico, iniciado por Nikita Jruschov de forma más aparente que real. En la inauguración de la primera exposición de arte abstracto,que duró una tarde, pronunció otra de sus famosas sentencias, ante un cuadro de Ernst Neisvestni: "Obras como éstas son completamente ajenas al espíritu de nuestro pueblo. Deberían reflexionar sobre ello los individuos que se dicen pintores, pero que hacen cuadros que no se sabe si han sido realizados por la mano del hombre o por la cola de un asno". A la muerte de Jruschov, su familia pidió a Neisvestni que realizase la escultura del mausoleo, de dos metros sesenta de altura, debajo de la cual reposan los restos del tercer zar rojo , en el cementerio moscovita de Novodievichi.
Nuevas tendencias
Sin embargo, el proceso de apertura a nuevas tendencias artísticas que se separasen del realismo socialista, iniciado por Jruschov, era irreversible. Alcanzó su punto culminante cuando, en 1962, para justificar su política de desestalinización, dio vía libre al poeta Aleksandr Tvardosvski para que publicara en su revista Novy Mir el relato de Soljenitsyn "Un día en la vida de Ivan Denissovitch". A partir de entonces intentó dar marcha atrás, pero, a través del pequeño camino abierto, un gran número de artistas continúa avanzando para expresarse con toda libertad.
Con la caída de Jruschov, los "reformistas progresistas" -Breznev, Kosiguin, Suslov- no dudaron en sentenciar a Snisvski, y Daniel Kaustov y Bukosvki eran enviados a la cárcel; Galanskov, Ginsburg y Dobrolski irían a trabajos forzados. Cuando, en abril de 1968, los jefes del partido soviético adoptaron la clara postura de dureza hacia la libertad de expresión, daban carta de naturaleza a lo que desde entonces ya se conoce por disidencia.
La postura actual oficial en el tema del arte es clara y definida: hay que eliminar las tentaciones, los malos ejemplos y el arte perverso. No se pueden consentir las desviaciones. Los ideólogos del sistema, como Nesterenko, escriben libros teóricos en defensa del realismo socialista: "El auténtico arte realista ayuda a las fuerzas revolucionarias y progresistas a vencer la ignorancia y el atraso y a disipar las quimeras religiosas. A la concepción idealista del arte, el materialismo dialéctico opone su explicación materialista científica".
El propio Breznev considera que debe orientar a su pueblo en materia artística y alaba que "en las producciones de nuestros pueblos maestros resuenan como antes los sublimes motivos revolucionarios. Los artistas y literatos han conseguido "éxitos indiscutibles en la creación de imágenes brillantes de nuestros contemporáneos. Los protagonistas de dichas obras son distintos: un jefe de equipo de constructores y un presidente de un koljos, un obrero ferroviario y un oficial del ejército, un aviador y un científico".
Sin embargo, el Estado es incapaz de prohibir las expresiones artísticas que buscan la libertad. Dentro y fuera de la URSS la lista de escritores, pintores, escultores, cineastas, músicos y actores que contradicen a los principios oficiales es interminable. En Moscú, los occidentales tienen una guía secreta de visitas que hacen periódicamente: la cueva del escultor Vadam Sidur, la buhardilla del abstracto Kabakov, donde se pueden encontrar a sus amigos Plavinski y Schteinber, la casa comunal del hispano-soviético Paco Infante, máximo representante del arte cinético en la Unión Soviética; el pequeño apartamento del matrimonio Gerlovin, cuya exposiciones son sistemáticamente prohibidas; Chuicov, quien, a pesar de ser hijo de un eminente académico corre la misma suerte de pesecución que Koleychuk, Kotob y Dorojov.
Luchar contra la censura
Todos unidos en una misma lucha permanecen encerrados en pequeños cenáculos semiocultos y aprovechan las posibilidades de revistas no oficiales, como Metropol e Investigaciones, para luchar contra la censura, apoyados por los escritores señora Raissalent, Yuri Grimm y Vladimir Gerchuni. Portavoz de este grupo de intelectuales es Jorge Vladimov, autor deTres minutos de silencio, y presidene del grupo soviético de Amnesty Internacional.
La emigración ha sido una salida normal para los pintores inconformistas, como Lev Nusberg, Oscar Rabin, el escultor Neisvestni y la petición de asilo politico se les facilita a músicos y bailarines de ballet que en número considerable aprovechan las raras por el extranjero para no regresar a su país. La incongruencia llega al extremo de prohibir a un pintor tan discutido como Ilya Glasunov, autor del único retrato de Breznev, en el que aparece el jefe dlel Estado sin ninguna condecoración, a que exponga en la Unión Soviética su famoso mural El misterio del siglo XX, que, fiel a su realismo socialista, ha sido comparido al Guernica.
Este panorama, descrito con brevedad, no riarece que sea el más propicio para hacer cierta la profecía del crítico literario ruso Belinskio: "Pasarán muchos años y Rusia se convertirá en un país que tendrá el arte y la literatura más progresista del mundo".
Babelia
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