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Alexandrer Haig media entre Buenos Aires y Londres

Decrece, por el momento, el riesgo de enfrentamiento entre las flotas del Reino Unido y Argentina en las islas Malvinas

La posibilidad de un enfrentamiento entre buques de guerra ingleses y argentinos parecía altamente improbable ayer, fecha de la entrada en vigor del bloqueo naval impuesto por Gran Bretaña en las islas Malvinas. Ningún navío de guerra argentino -a excepción de algunas patrulleras- surca las aguas de las 200 millas delimitadas por Gran Bretaña como "zona de guerra" alrededor del archipiélago, según fuentes oficiales de Buenos Aires.

Esta es la impresión reinante en Argentina, al menos mientras continúen las negociaciones que lleva a cabo el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, para resolver de manera pacífica la crisis.La flota expedicionaria enviada por el Gobierno británico al Atlántico Sur se encontraba ayer a por lo menos una semana de navegación del archipiélago en litigio, por lo que se supone que el bloqueo corre a cargo de un número indeterminado de submarinos atómicos ingleses, cuya presencia en la región parece confirmada.

Los barcos argentinos se encuentran en puertos y zonas del litoral a los que es muy difícil el acceso de submarinos sin ser detectados y en los que se puede obtener fácilmente cobertura de la aviación.

El Gobierno de Buenos Aires está decidido, por otra parte, a invocar la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), contra la agresión de una potencia extracontinental que supone la implantación del bloqueo británico y el envío de la flota de guerra.

El embajador argentino ante la Organización de Estados Americanos (OEA) ha sido instruido en ese sentido y espera únicamente la orden de Buenos Aires para actuar en consecuencia. Un progreso en la actívidad mediadora de Alexander Haig en Londres haría que Argentina renunciara a invocar este tratado firmado por los países del hemisferio en 1947.

El TIAR, conocido también como Tratado de Río de Janeiro, dispone que un ataque armado contra un Estado signatario será considerado como un ataque contra todos los Estados partícipantes y, en consecuencia, cada uno de éstos se compromete a ayudar a repeler la agresión. Estados Unidos, que fue el inspirador del tratado, se opone a que Argentina pida ahora su cumplimiento, mientras que la mayoría de los países latinoamericanos parece dispuesta a votar favorablemente a esta petición de Buenos Aires en el seno de la OEA.

Desbloqueo y retirada

La crisis no ha salido todavía de los cauces diplomáticos, y ayer existían esperanzas de que la gestión mediadora de Alexander Haig dé pronto algún fruto. Fuentes diplomáticas indicaron que el Gobierno del teniente general Leopoldo Galtieri estaría dispuesto a retirar gradualrnente sus tropas de las islas Malvinas, a cambio de que Londres levantara el bloqueo y diera orden de regresar a su flota. Ello permitiría negociar una salida de la crisis en el marco de la resolución 502 del Consejo de Seguridad de la ONU, que pide la retirada de las tropas argentinas.

Mucho más difícil será ponerse de acuerdo acerca de bajo qué soberanía quedarían las islas Malvinas durante las negociaciones. Buenos Aires ha mantenido hasta ahora una postura intransigente y ha rechazado incluso la sugerencia de crear un "condominio" angloargentino sobre el archipiélago.

Entre las hipótesis de posibles soluciones que se barajan, está la de constituir una administración argentina en las islas de carácter civil y con participación de los malvinenses. Estos podrían obtener, además un estado especial de minoría étnica y Gran Bretaña podría conseguir un trato preferencial frente a terceros países en la explotación de las ríquezas de la zona. Todo este proceso estaría supervisado por organismos internacionales, que podrían enviar a las islas una pequeña fuerza multinacional. Otra alternativa es que el Ejército argentino sea sustituido por la policía federal o la gendarmería.

El general Loepoldo Galtieri obtuvo, de momento, un cheque en blanco para su Gobierno con la multitudinaria manifestación popular del pasado sábado, y recibió ayer el apoyo de los partidos políticos que se disponían a formar un "Consejo civil de emergencia nacional" para confluir en la solución de la crisis o, en el peor de los casos, a conducir el país en época de guerra.Los movimientos de tropas y los preparativos bélicos son constantes en las ciudades costeras del sur argentino, pero en Buenos Aires la situación era de normalidad.

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