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CIENCIA

La Junta de Energía Nuclear propone la compra de un ciclotrón por valor de 1.300 millones

La Junta de Energía Nuclear (JEN) ha presentado al Ministerio de Industria y Energía un proyecto para la adquisición por nuestro país de un ciclotrón, aparato de alta tecnología utilizado en medicina nuclear, tratamiento de tumores cancerígenos y en amplios campos de la investigación científica, en especial física y química nucleares. El grupo gestor de la propuesta, encabezado por el doctor Miguel Barrachina, 51 años, jefe de la división de isótopos de la JEN, habla de la necesidad de que un país con el nivel de desarrollo económico y tecnológico como el que tiene España cuente con el ciclotrón.

El proyecto, que está pendiente de su aprobación por el Comité del Presupuesto Plurianual de Inversiones Públicas del Ministerio de Industria y Energía, tiene un coste de unos 1.300 millones de pesetas, cantidad que se repartiría en los presupuestos generales de varios años. «Sabemos que es una cifra considerable», dice el doctor Barrachina, pero también es cierto que el producto que puede obtenerse se mide en los mismos órdenes de magnitud».El ciclotrón o acelerador de partículas que la Junta propone sirve para producir radisótopos, material básico de la medicina nuclear. En estos momentos, los radisótopos de vida corta no se pueden importar. Se trata de un material muy perecedero, con una vida media menor de un día. La medicina nuclear española está privada de estos radisótopos, que son las vedettes en medicina nuclear en todos los países desarrollados.

El uso de los radisótopos en medicina, además de servir para hacer diagnósticos; más eficaces que los realizados con los medios habituales, pues la visualización de funciones y órganos es más completa, permite detectar, mediante esa visualización, los microconstituyentes que gobiernan nuestro organismo, desde la transmisión nerviosa a la química del cerebro. La producción nacional de los radisótopos requeridos por la medicina nuclear, además de suponer un ahorro de divisas permitiría un control de calidad que no existe sobre el material importado. Con la adquisición del ciclotrón se pondrían las bases para el desarrollo de un sector de creciente importancia económica: la producción de material radiactivo, que no se reduce sólo a los radisótopos empleados en medicina, sino que incluye otros utilizados en la industria, cómo detectores de humos, medidores de nivel, de espesores, etcétera. Las cifras son un exponente de esa importancia: el valor del material radiactivo consumido en España en 1980 superó los mil millones de pesetas.

Aplicación oncológica

El ciclotrón tiene también aplicaciones en oncología: «La radioterapia con bombas de cobalto», señala el doctor Barrachina, «está llegando al máximo de su potencialidad, y la mayor parte de los países del mundo están empeñados en la aventura de experimentar las posibilidades que tiene la terapia con neutrones o con partículas aceleradas que son distintas a las que ofrece la radiación gamma del cobalto o de los aceleradores de electrones. Ya se han hecho irradiaciones en varios miles de pacientes y se ha visto que los resultados de la regresión de tumores son importantes utilizando neutrones. Como resulta que los neutrones no tienen carga eléctrica, no pueden ser acelerados por el ciclotrón, y deben ser producidos como partículas secundarias al incidir el haz principal sobre blancos adecuados situados en las proximidades del paciente. Esta sería la aplicación radioterápica, o más bien neutroterápica, del ciclotrón». En el Reino Unido se consiguió mediante terapia neutrónica la curación del 76% de los tumores no profundos tratados. La noticia, publicada en EL PAIS el pasado 13 de julio, aludía también a la instalación de un nuevo ciclotrón para tratar tumores profundos.Según el doctor Barrachina, no acaban aquí las potencialidades del ciclotrón, sino que éste puede considerarse como un instrumento básico en la investigación. Por ello, el equipo gestor del proyecto pretende hacer participar a todos los sectores interesados, desde los investigadores de las universidades y del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) a los especialistas en oncología y medicina nuclear, para que, además de aportar iniciativas sobre la posible utilización del ciclotrón, apoyen el proyecto ante los organismos competentes. «Aunque la financiación principal se haría a través del Ministerio de Industria y Energía, no excluimos que los Ministerios de Educación o Sanidad puedan colaborar en el proyecto, pues parte de sus objetivos iría destinada a cubrir necesidades que ellos tienen».

A la vez que se eleva la propuesta al Ministerio, la Junta está haciendo gestiones con los posibles proveedores del ciclotrón, que necesariamente tendrán que ser extranjeros, ya que en España no existe tecnología adecuada. «El acelerador está formado por unos electroimanes que pesan del orden de las cien toneladas cada uno; tiene además unas cámaras de vacío muy complicadas y requiere la instalación de salas especiales de irradiación. Por otro lado, los técnicos que vayan a trabajar en él requieren una formación muy especializada, por lo que ya están previstas unas estancias en el extranjero para la formación en física y química de aceleradores, radiofarmacia, etcétera. Dlebo decir que, si hoy no estamos preparados para dotarnos de nuestro propio ciclotrón, la adquisición de éste puede ser la base para, en el futuro, poder construirlos, como es el caso de Argentina, que importó el primero y ahora está construyendo otro con tecnología propia».

Investigación práctica

Está previsto que el ciclotrón sea instalado en la propia Junta de Energía Nuclear, único centro, según Miguel Barrachina, que tiene la infraestructura científica suficiente para soportar una máquina de este tipo. «La JEN puede actuar como centro piloto de formación de personal y de apoyo tecnológico a otros centros. El ciclotrón no es un capricho de alta tecnología, sino una necesidad evidente para disminuir la dependencia científica y tecnológica del país en este campo. Es un botón de muestra de que un país se está incorporando a la moderna investigación aplicada. Nosotros no aspiramos a poseer esos grandiis aceleradores especializados con. los que se investigan cuestiones como la constitución última de la materia o se ponen a prueba las teoríis físicas más avanzadas del conocimiento humano. Eso es investigación de vanguardia y sólo es asequible a través de consorcios como el CERN. Nosotros, de momento, no tenemos infraestructura tecnológica ni potencialidad económica capaces de soportar, de forma individual, ese tipo de investigaciones que dan premios Nobel. Lo que pretendemos es hacer investigación práctica, que conduzca a realizaciones útiles y necesarias para el país, como las anteriormente mencionadas de medicina nuclear y radioterapia con neutrones». El grupo gestor del proyecto espera que éste pueda entrar en los Presupuestos Generales de 1983 y en años sucesivos hasta quedar completado en 1986. Con ello, España empezaría a trabajar con una tecnología que tiene su origen en la década de los treinta, época en que se construyeron los prime:ros aceleradores de partículas. Desde entonces, los primitivos aceleradores han evolucionado y se htn especializado, de modo que hoy no puede hablarse de un aceIerador de partículas, sino de unoi amplia gama, que va de los ciclotrones baby, utilizados en los grandes hospitales para producir radisótopo, que no se pueden trasladar porque sólo viven unos minutos, al Saturno francés, gran acelerado del tipo sincrotrón, dedicado a investigaciones de física nuclear, pasando por el ciclotrón que propone la JEN, un acelerador de tipo medio destinado a la investigación aplicada.

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