El producto interior bruto del País Vasco descendió un 2% en 1981

Durante 1981, el producto interior bruto (PIB) de la comunidad autónoma vasca descendió en un 2%, frente a un incremento del 1% en el conjunto de la economía española. Este descenso se une al del 12,5 acumulado en los tres años anteriores, lo que sitúa al PIB vasco en un nivel inferior al de 1973.Pese a ello, Pedro Luis Uriarte, consejero vasco de Economía y Hacienda, que presentó ayer en Bilbao los presupuestos de la comunidad para 1982, se mostró moderadamente optímista respecto a la evolución de la economía vasca en los próximos años, y vaticinó para 1982 un cierto relanzamiento, que se traduciria, por primera vez en cinco años, en un incremento del PIB.

Según Uriarte, el punto de inflexión de la curva del PIB se ha producido ya en el segundo semestre de 1981. El esperado dinamizador del turismo -en relación al Mundial de fútbol-, el descenso de la inflación, las nuevas expectativas a nivel europeo (la burbuja de que habló García Díez) y el programa de inversiones públicas, que triplican las cifras del anterior ejercicio, serían algunos de los elementos que determinarían esas expectativas positivas.

Junto a ello, y como fondo de todo el proceso, los efectos beneficiosos de la entrada en vigor del concierto económico se habrían traducido ya en un crecimiento de los depósitos bancarios que, invirtiendo la tendencia de los últimos años, supera actualmente la media española. "Esto significa, lisa y llanamente", dijo Uriarte, "que regresan los recursos que salieron y que no llegaron a invertirse en otras partes". Particularmente significativas resultan las inversiones realizadas por algunas multinacionales, que comienzan a valorar nuevamente al País Vasco como un enclave preferente de localización industrial de cara a la revolución tecnológica de la próxima década.

Las últimas encuestas empresariales revelan, por otra parte, recuperaciones significativas del excedente y una cierta, aunque moderada, euforia inversionista, estimulada por el plan de inversiones públicas del Gobierno vasco, que alcanzará este año la cifra de 23.500 millones de pesetas (lo que supone un íncremento del 338% respecto a la prevista por el Estado para la comunidad autónoma en el último ejercicio anterior a la entrada en vigor del concierto).

Esto explica el carácter asimétrico del crecimiento experimentado por el presupuesto vasco, que si globalmente se incrementa en un 38,6% (pasando de 48.000 millones a más de 67.000 millones), ese aumento se reduce al 20,53% en lo relativo a operaciones corrientes, mientras que las operaciones de capital aumentan en un 92,86%.

Esta composición interna del presupuesto es consecuencia de la prioridad otorgada para este ejerciclo a dos objetivos esenciales: la detención del proceso de crecimiento del desempleo (110.000 puestos perdidos en cinco años en la comunidad) y la mejora en servicios y equipamientos, como base para la modernización industrial.

El consejero vasco otorgó especial relevancia a la contención del crecimiento de los gastos corrientes de la administración autonómica. Pese a ello, el Gobierno vasco creará durante 1982 un total de 3.700 puestos de trabajo en el sector público (policía autónoma, maestros y puestos relacionados con la mejora de la atención sanitaria fundamentalmente).