Elena Quiroga, Carmen Bravo y García Nieto, candidatos a la Academia

La novelista gallega Elena Quiroga; Carmen Bravo Villasante, escritora y estudiosa del mundo literario infantil, y el poeta José García Nieto, premio nacional y fundador de la revista Garcilaso, son tres candidatos al sillón i de la Real Academia Española, vacante por la muerte de José María Pemán.Aunque tanto los propios candidatos como los representantes de la Academia se han mostrado extremadamente discretos, dispuestos a conservar el secreto obligado hasta la declaración de candidatos, que tendrá lugar el próximo jueves, según fuentes oficiosas. Elena Quiroga gozaría del padrinazgo del propio director de la Academia, Dámaso Alonso, mientras que Carmen Bravo Villasante habría sido presentada por Manuel Alvar, Guillermo Díaz Plaja y Salvador Fernández Ramírez, y José García Nieto, por Camilo José Cela.

Un rumor persistente mencionaba a la novelista Rosa Chacel como una de las candidatas al sillón i, pero ha sido desmentido categóricamente por la propia interesada, que dijo: «He prohibido terminantemente que mi nombre vuelva a sonar en la Academia, y así se lo dije a mi amigo Julián Marías, que me propuso volver a presentarme. De ninguna manera. Fui una vez, porque no conocía realmente la Academia».

El proceso a seguir tras la presentación de candidatos, que tendrá lugar en la sesión ordinaria del próximo jueves, y hasta la elección, que se celebrará quince días justos más tarde, pasa por el rito llamado «de las visitas». Este rito, que el secretario perpetuo de la Academia, Alonso Zamora Vicente, calificó como «un viejo rito de cortesía», consiste en que los candidatos deben visitar en sus casas a todos y cada uno de los académicos, en teoría para pedirles el voto. «Antes se hacía hasta para ser doctor», asegura el profesor Zamora Vicente. «Al menos en mi época se reunía el tribunal para doctorado un poco gracias a las visitas de los doctorandos. Yo recuerdo haber visitado con esta ocasión a mis viejos maestros. Pero el rito de la Academia es aún más sencillo: cuando alguien alcanza la candidatura a académico suele ser ya conocido, tener amigos en la casa, y resulta de elemental cortesía visitarles».