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La sombra de Yalta

Cuando, en la cuestión de Polonia, los soviéticos aluden al tratado de Yalta para justificar el actual estado de cosas, faltan a la verdad. Siete de las ocho reuniones plenarias de la conferencia de Crimea fueron consagradas a Polonia. Y en la misma, tanto Roosevelt como Churchill no cedieron en el principio de garantizar elecciones libres "sin trabas y sobre la base del sufragio universal y del voto secreto". Stalin y el despotismo ruso -hasta la fecha nunca des mentido- no lo permitieron. Las dudas de Churchill, expuestas en la Cámara de los Comunes a su re greso de Yalta, siguen desgracia damente vigentes. "Más importan te que las fronteras de Polonia es la libertad de Polonia", dijo el en tonces premier británico, quien, preguntándose por la suerte de los polacos, añadía: "¿Van a ser libres, como somos nosotros libres? ¿Van a poder ejercer sin trabas su soberanía y su independencia, o van a convertirse en una mera proyección del Estado soviético, obligados contra su voluntad, por una minoría armada, a adoptar un sistema comunista totalitario?".El compromiso sigue incumplido al cabo de 35 años. Los hombres de Walesa han vuelto a replantearlo con toda su crudeza, y los que obedecen al Kremlin vuelven a negar el derecho de los polacos a la libertad y a la independencia con la mayor brutalidad. Por mucho que ahora Breznev trate de distraer la atención con sus conocidas estratagemas y amenazas, por mucho que en Occidente se intente esconder la cabeza bajo el ala, esta vez el clamor de Polonia, que es, en difinitiva el que se eleva en nombre de todos los pueblos del Esté sometidos a la dictadura comunista, será difícil de ser desoído. Y tendrá consecuencias, pues no va a ser nada sencillo contemporizar con Moscú mientras el mundo asista al aplastamiento de la voluntad del pueblo polaco.

, 27 de diciembre

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