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Intoxicación masiva : sumario todavía abierto

Indicios de falsificación en los análisis presentados por Raelca

Los análisis efectuados por cuenta de Raelca, sobre el aceite de colza desnaturalizado procedente de RAPSA, no podían determinar la presencia de sustancias tóxicas por no estar programados para ello. Por otra parte, en la hoja que contiene el resultado de uno de estos análisis, incorporada al sumario, figura la frase «apto para el consumo humano», que alguien añadió al texto original.Raelca entregó el 9 de abril y el 18 de mayo, a un laboratorio de análisis alimentario, que trabaja con carácter independiente, en Madrid, dos muestras del aceite de colza adquirido a RAPSA, en estado crudo, designadas con las claves 2BG y 2BG2, respectivamente. El 8 de abril, la empresa de los hermanos Ferrero había recibido de RAPSA una cisterna de 23.750 kilogramos, y el 11 de mayo, otra, con 26.960.

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En los resultados de las operaciones efectuadas en el laboratorio se indican el grado de acidez (1,06% para la primera muestra y 1,0%, para la segunda), humedad (0,98 y 1,87) e impurezas (0,01 y 0,06). Sólo en el segundo análisis se expresan las materias insolubles en acetona (ceras), que representan el 0,50%. Respecto a la primera partida, en el epígrafe relativo a cromatografía, se afirma: «Corresponde a un aceite de colza carente de ácido erúcico. Este tipo de aceite tiene una composición similar al de soja, por lo que su empleo como semillas, aun siendo legal, puede llevar a dificultades con el Ministerio de Comercio».

De la segunda muestra, en el apartado de cromatografía se dice únicamente que es «correcta». Más abajo se ha indicado que «corresponde con un aceite de colza». Es detrás de esta frase donde alguien ha añadido, en la copia que obra en poder del Juzgado Central número 3, que instruye el sumario, las palabras «apto para el consumo humano», que no figuraban en el original facilitado a Raelca por el laboratorio, según aseguraron a EL PAÍS en la dirección de éste.

La misma fuente explicó que la advertencia sobre la posibilidad de que la colza fuera confundida con soja, y las dificultades consiguientes con el Ministerio de Comercio, es debida a que para este organismo existe una estrecha identidad entre la grasa de colza y el ácido erúcico, que en proporciones inferiores al 0,5%, como era el caso de las muestras presentadas por Raelca, resulta inapreciable en el cromatógrafo. Como los aceites de colza y soja presentan, por lo demás, composiciones muy similares, y el segundo es en España más barato que la colza de producción nacional o la que excepcionalmente se ha.autorizado a importar en alguna ocasión, el laboratorio advierte al cliente de que la presencia de la grasa analizada en un aceite de semillas puede motivar una confusión con el aceite de soj a y ser considerada fraudulenta.

El hecho de que los análisis practicados -todos los establecidos legalmente para aceites comestibles- no hubieran detectado la toxicidad del producto, se explica porque el cromatógrafo no estaba programado para ello. Este aparato hace pasar determinadas sustancias del aceite, en combinación con ciertos gases, por una columna o cilindro, donde se descomponen por procedimientos químicos y se registran en una gráfica, a la vista de la cual puede determinarse la composición del aceite. Para haber detectado la anilina hubiera sido preciso programar el aparato, mediante una columna especial.

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El tipo de análisis practicado por este laboratorio, y por otros similares, tiene por objeto, en la mayoría de los casos, comprobar que el producto recibido por el comprador coincide con lo que contrató al vendedor. «Por este motivo, nunca jamás afirmamos que el aceite sea apto para el consumo humano», declara el director de la empresa, «y, en todo caso, expresamos que cumple las especificaciones legales. Respecto a estas muestras sería aún más absurdo, porque la aptitud hay que expresarla después del refinado, y no sobre la grasa cruda».

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