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Los euromisiles, a debate

Washington quiere que la conferencia de Ginebra facilite una "cumbre" entre Ronald Reagan y Leónidas Breznev

Las negociaciones que comenzarán mañana en Ginebra entre soviéticos y norteamericanos abren una nueva etapa en las relaciones entre las dos superpotencias. Culminará, si todo sale como está previsto, en una reunión, al más alto nivel, entre los presidentes Ronald Reagan y Leónidas Breznev, cumbre que se considera vital en Washington para el restablecimiento de un clima de diálogo.

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Estados Unidos aborda estas negociaciones dispuesto a lograr una reducción que alcance el nivel cero en materia de euromisiles. Parte de las propuestas lanzadas por el presidente Ronald Reagan el pasado 18 de noviembre, en Washington, cuando propuso cancelar el despliegue de 572 cohetes norteamericanos de medio alcance, a instalar en el Reino Unido, República Federal de Alemania, Italia, Bélgica y Holanda, siempre y cuando la URSS desmantelara sus misiles de alcance medio, de los modelos SS-4, SS-5 y SS-20, estos últimos equipados con tres cabezas nucleares cada uno.La contraoferta de Moscú, previo rechazo sistemático de las sugerencias de Reagan, llegó la semana pasada a Bonn, al término de la entrevista entre el presidente Leónidas Breznev y el canciller Helmut Schmidt. La URSS dijo que reduciría sustancialmente su número de misiles de medio alcance si EE UU eliminaba su programa de instalación de 108 Pershing 2 y 464 Cruise en Europa occidental.

"No aportan ninguna novedad", dijo el Departamento de Estado en comentario a la contraoferta de Breznev. Pero "constituyen un paso positivo en la buena dirección", añadió Edwin Meese, principal consejero del presidente Reagan.

En definitiva, las negociaciones del lunes en Ginebra comienzan con buenos augurios, por lo significativo en el cambio de tono entre Washington y Moscú. Aunque nadie espera resultados espectaculares, y mucho menos inmediatos, se establece un nuevo diálogo entre las dos superpotencias.

Acudiendo a la mesa de negociaciones con propuestas concretas para un desarme en Europa, Ronald Reagan intenta cambiar su imagen pública de belicista frente a las opiniones públicas de Europa occidental. Si Ginebra acaba en fracaso o, simplemente, no llega a los objetivos propuestos por Reagan de una opción cero para Europa en materia de euromisiles, la Casa Blanca podrá continuar su carrera de modernización y refuerzo de armamento, alegando que fue Moscú quien dijo no a la eliminación de armas nucleares en Europa.

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La existencia de otras armas nucleares norteamericanas que contrarrestan el poderío destructivo de los SS-20 soviéticos, como los misiles instalados en submarinos atómicos, o el potencial nuclear de países de Europa occidental como Francia y el Reino Unido, no deben entrar en la balanza negociadora de Ginebra.

Opción cero

El veterano Paul Nitze, jefe e la delegación negociadora estadounidense en Ginebra, ex negociador de los tratados SALT sobre limitación de armas estratégicas, tiene instrucciones muy claras por parte de la Administración Reagan: plantear la opción cero en misiles de medio alcance sin aceptar incluir ningún otro sistema de armamento nuclear occidental en la ronda negociadora.

Si Ginebra aporta signos positivos en las conversaciones sobre euromisiles, Estados Unidos y la Unión Soviética reactivarán sus negociaciones para una reducción de misiles intercontinentales. En tal sentido, Washington prepara el encuentro del 24 y 25 de enero, también en la ciudad helvética, entre el secretario de Estado, Alexander Haig, y el ministro de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko.

Rebautizadas con el nombre de negociaciones STAR (negociaciones para una reducción de armas estratégicas), las negociaciones SALT debutarían de nuevo en primavera. Washington olvidaría, en principio, la existencia de la presencia militar soviética en Afganistán, hecho que provocó la congelación de los acuerdos SALT 2, firmados en el verano de 1979, en Viena, entre los presidentes Carter y Breznev, pero rechazados para su ratificación en el Senado norteamericano, debido a la invasión soviética de Afganistán.

Por último, si todo marcha como está previsto en esa nueva etapa de distensión norteamericano-soviética, a mediados del próximo año podría celebrarse la primera cumbre entre los presidentes Reagan y Breznev.

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