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EDUCACION

Alumnos y profesores de la división de Biológicas de la Autónoma piden limosna para la universidad

Los alumnos y profesores de la división de Biológicas de la Universidad Autónoma de Madrid protagonizaron ayer una jornada de clases al aire libre, que transcurrió entre el campus de Cantoblanco y el parque del Retiro, bajo el lema «Los biólogos también queremos una enseñanza digna». Como los parados, los estudiantes pidieron limosna a los viandantes. «No nos dan dinero, ni laboratorios, ni profesores», rezaban sus pancartas. «Las clases se dan en barracones. Somos muchos hermanos y acabaremos en el paro».

Una insólita clase de ciencias naturales tuvo lugar a primeras horas de la tarde de ayer en el madrileño parque del Retiro, ante los asombrados ojos de los pensionistas que allí distraen con sus nietos las calurosas horas del interminable verano.Varios centenares de estudiantes escuchaban con respetuoso silencio las explicaciones de su profesor sobre un tema singular, Los dinosaurios, escogido para la ocasión, «sin ánimo de ofender ni de señalar a nadie».

Los estudiantes y profesores de la división de Biológicas de la Universidad Autónoma culminaban así una jornada reivindicativa que habían iniciado a las nueve de la mañana con otra clase al aire libre, esta vez sobre el césped del campus de Cantoblanco.

La celebración de esta jornada se había acordado en tina asamblea celebrada el pasado miércoles, en la que también se decidió la reanudación de las clases, interrumpidas hace varios días en señal de protesta por la precaria situación que padece la división de Biológicas.

Sin edificio propio, con una plantilla mínima de profesores, los 1.900 alumnos disponen para sus clases teóricas y prácticas de uno solo de los quince módulos de que consta la facultad de Ciencias y unos barracones prefabricados. Durante los meses de invierno, los afortunados alumnos que tienen la suerte de toparse con algún cachibache de laboratorio (hay quince lupas para trescientos alumnos en las clases prácticas de zoología) tienen que trabajar con guantes.

El voluntarismo de profesores y alumnos es la tónica dominante. A título de ejemplo, las variedades piscícolas se conocen en la lonja del mercado central de pescados de Legazpi; los cultivos de parásitos o de microbios de la carne se mendigan por los propios alumnos en los mataderos municipales y, en fin, algunos profesores han tenido que reducir sus clases prácticas a una simple proyección de diapositivas.

Tan penosa situación se agrava cada año con la afluencia de los alumnos que no consiguen ingresar en Medicina desde que se estableció el numerus clausus para estos estudios. En primer curso de Biológicas se amontonan los que quieren estudiar esta especialidad y los que cumplen con el rito de tener que aprobar entre junto y septiembre todas las asignaturas para poder aspirar a matricularse en Medicina al año siguiente.

Contra esto protestan unánimemente profesores y alumnos, y es ésta la causa de que este curso el claustro de Biológicas se atreviera a intentar reducir la matrícula de primero, con la pretensión de que 240 alumnos se trasladaran a la Universidad de Alcalá de Heriares. Sólo 80 de éstos aceptaron la oferta; los restantes han sido admitidos finalmente, situándose la matrícula de primero de 800.

La jornada reivindicativa de ayer es «el último acto de una comedia que no tiene maldita la gracia», en expresión de uno de los profesores. Una jornada que se inició, como ya quedó dicho, con una clase al aire libre, «tal y como tendrán que darse todas las clases en el futuro si las cosas continúan como hasta ahora», según dijo el catedrático encargado de la lección magistral de la mañana. El profesor dijo también que la situación que padecen los estudios de Biología se debe a que los biólogos no tienen la capacidad de influencia social de que disponen otros cuerpos profesionales.

Finalizada esta clase, profesores y alumnos se trasladaron a la sede del rectorado de la Universidad para entregar a su titular, el profesor Martínez Montávez, un documento con las reivindicaciones aprobadas en la asamblea del miércoles. Posteriormente se trasladaron en varios autocares a la facultad de Medicina, situada a espaldas de la Ciudad Sanitaria La Paz.

Los biólogos fueron acogidos por sus compañeros de Medicina con extrema frialdad y hasta con alguna destemplanza, «insensibles a nuestro problema», según otro estudiante, «porque, en este país, la conciencia de casta de los médicos se inicia desde la más tierna infancia».

Desde Medicina, los manifestantes iniciaron un desfile por el paseo de la Castellana hasta la plaza de Castilla, en donde tomaron e Metro para trasladarse al Retiro donde concluyeron la jornada.

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