Problemas de calidad
ENVIADO ESPECIALLa proyección de Victory (Evasión o victoria), de John Huston, ha sido la película mejor recibida, hasta el momento, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. El público aplaudió durante los largos títulos finales reconociendo así la labor del viejo director que aunque en esta ocasión no haya realizado, ni mucho menos, su mejor película ha sabido al menos utilizar en una historia muy elemental su gran sabiduría cinematográfica.
La historia de Victory es maniquea, y tan simple que contada entre amigos carece de importancia. Huston, sin embargo ha sabido crear una tensión dramática en la última media hora de proyección que asombra a todos: se trata del partido de fútbol que juegan los nazis contra un equipo de prisioneros aliados.
Otra película que se esperaba en San Sebastián con la expectación propia de quienes no están de acuerdo con la baja calidad de los títulos de estos primeros días era Lola, de Fassbinder, que no ha podido ser proyectada en la fecha prevista por problemas de copia; no obstante, será presentada en otro momento. Esta ausencia, si bien ha rebajado el nivel medio de la sección oficial, no ha desanimado a los asistentes.
Este ambiente cómodo se ha prolongado a las secciones paralelas dedicadas este año a varios temas: uno de ellos, el de los huevos realizadores, ha descubierto ya una película importante: Malou, de la directora alemana Jeanine Meerapfed, que había sido ya exhibida, con igual éxito, en los festivales de Cannes y Berlín, primera obra de la realizadora, que muestra una inteligencia cinematográfica no muy habitual en las óperas primas, así como una sensibilidad y un sentido riguroso de la narrativa cinematográfica. Esta sección se ve acompañada por otra dedicada al cine de dibujo animado realizado en España, evidentemente no muy conocido pero de gran significación, tal como demuestra el libro escrito por Manuel Rotellar que el festival ha editado expresamente.
Tan significativo es el cine español de los anos cuarenta que también tiene aquí su sección, aunque no haya entre los títulos elegidos ninguna sorpresa importante; aunque sean muchos los que aún desconozcan estas películas, no se justifican por sí mismas. El festival tendría que haber encontrado películas un poco más insólitas, sin respetar los criterios tradicionales que sobre el cine español de esa década han existido siempre.
Podría prolongarse esta exigencia de mejor calidad a otras películas de la sección oficial como, por ejemplo, la participación soviética con Svesdopad, de Igor Talankin, o el filme polaco Glosy, de Ganusz Kijowski, que sustituyó precipitadamente la ausencia del esperado Fassbinder. Pero es habitual en cualquier festival que las mejores películas se reserven para su segunda mitad.
(Más información sobre el certamen cinematográfico de San Sebastián en última página).
Babelia
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