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El Kremlin no hará ninguna concesión a Occidente en política internacional antes de entablar un diálogo

La Unión Soviética mantiene inalterables sus posiciones en política exterior, y nada hace pensar que esté dispuesta a hacer concesiones antes, al menos, de lograr una vía de diálogo con Occidente y, especialmente, con Estados Unidos. Esto es lo que se deducía de la lectura de un largo Y anónimo artículo publicado ayer en Pravda, que trazaba el balance de la política exterior soviética durante los seis últimos meses, que es el tiempo que ha transcurrido desde la celebración del 26º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).

El hecho de que el largo comentario periodístico fuera dado a conocer sin firma le concede cierta autoridad: el anonimato en Pravda revela siempre una absoluta identidad con los puntos de vista oficiales del Kremlin.Según el citado análisis, las iniciativas sobre política exterior expuestas en el 26º Congreso del PCUS "no han perdido valor" durante los últimos seis meses, sino que "han aumentado su vigencia". Washington, se dice también, no está interesado en reanudar la distensión, ya que ésta no resulta compatible con su "política abiertamente agresiva y belicosa".

El artículo de Pravda viene a afirmar que todos los acontecimientos ínternacíonales acaecidos durante los últimos meses ya fueron previstos por los soviéticos en el informe al Comité Central del 26º Congreso del PCUS. De ahí la moraleja implícita de que, siendo correctas las tesis de entonces, no hay otra política exterior posíble que la que lleva a cabo el Kremlin.

De este modo, Moscú insiste en todas las propuestas anunciadas el 23 de febrero, fecha de la inauguración del congreso: celebracíón de una cumbre con Estados Unídos, extensión a Asia de las medidas de confianza vigentes en Europa desde la Conferencia de Helsinki, de 1975, celebración de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo.

A pesar de que ninguna de estas propuestas, excepto la primera, ha obtenido respuesta por parte de los países occidentales, los dirigentes soviéticos insisten con aparente paciencia y fe en su validez.

La inminente llegada del otoño traerá, sin duda, novedades en el diálogo Este-Oeste. A finales de este mes, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, los jefes de las diplomaclas soviética y norteamericana, Andrei Gromiko y Alexander Haig, celebrarán su primer encuentro. A últimos de noviembre, el jefe del Estado de la URRS, Leónidas Breznev, tendrá su primera cumbre en Bonn con su colega Helmut Schmidt desde que se inició la era Reagan.

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La visita confirma de aleuna forma la posición diplomática de primer plano que la República Federal Alemana (RFA) quiere jugar en los tres próximos meses. Esta visita, por lo demás, será la primera que efectúa el presidente soviético desde que se produjo la intervención de la URSS en Afghanistán.

El encuentro Reagan-Breznev

Según el canciller alemán Helmut Schmidt, esta visita representa un signo de la voluntad de la RFA en continuar una campafía diplomática activa para salvaguardar la distensión, a pesar de los problemas originados por la invasión de Afganistán y las tensiones militares que marcaron el comienzo del año con la situación polaca.

De estos dos contactos se es pera que salgán los detalles de cómo, cuándo y dónde se cele brará finalmente la entrevista Reagan-Breznev, en la que los soviéticos tienen puesta la esperanza de que se reinicie un nuevo período de distensión.

A pesar del endurecimiento del panorama internacional durante los últimos meses, algunos círculos diplomáticos occidentales de la capital soviética siguen siendo optimistas y preven, tarde o temprano, un entendimiento entre Reagan y Breznev.

En esos mismos círculos se afirma que la entrevista Haig Gromiko está siendo preparada concienzudamente a través de una serie de contactos que se vienen manteniendo durante las últimas semanas a través de la Embajada norteamericana en Moscú y la soviética en Washington.

La visita a Moscú de dos senadores estadounidenses -iniciada el lunes- podría dar oportunídad, según se rumoreaba ayer en la capital soviética, a la ampliación de estos sondeos.

A la espera, probablemente, de los primeros cambios de impresiones formales con el actual equipo republicano, los soviéticos parecen haber optado por seguir esperando las respuestas a las iniciativas hechas públicas meses antes de añadir otras nuevas.

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