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Reportaje:gente

María López Vigil: "La primera noche yo sabía que iba a morir"

María López Vigil, la periodista española detenida en San Salvador el pasado martes, ya está en España después de haber sido expulsada del país centroamericano. María, que ayer cumplió 37 años, piensa que ha vuelto a la vida, "porque la primera noche yo sabía que iba a morir" y afirma que en El Salvador "están exterminando a los campesinos con armas químicas y bacteriológicas" en una guerra sucia en la que "Estados Unidos está causando la masacre diaria"."En el Salvador hay un guerra sucia que Estados Unidos está manteniendo con su intervención. El otro día la radio dijo que «la hora del exterminio ha llegado para todos los que estén contra nosotros». El Salvador actualmente es una colonia en la que el embajador norteamericano es un virrey que imparte instrucciones a todo el mundo: empresarios, Junta de Gobierno, militares y Democracia Cristiana", afirma la periodista.

María Lopez no ahorra críticas hacia la política estadounidense en el pequeño país centroamericano: "El Salvador es un país dominado por Estados Unidos, sostenido por Estados Unidos, con una guerra mantenida por Estados Unidos, que se em peña en tener una opción militarista, con la que lo único que conseguirá es el exterminio del pueblo".

Según la periodista española, la guerra civil de El Salvador no se puede saldar militarmente porque "no se va a lograr una victoria militar de la guerrilla, que está en una desproporción de fuerzas muy grande, ni del Ejército, que es totalmente ineficaz y emplea métodos totalmente salvajes". "El Ejército", afirma María López, "se da cuenta de que es una situación sin salida".

La clave del problema salvadoreño es la actitud de Washington "que está causando la masacre diaria de El Salvador. Se está exterminado a los campesinos con armas químicas y bacteriológicas y no se reconoce que hay un estado de guerra".

La periodista manifiesta que su detención se produjo por estar en posesión de un pasaporte cubano caducado "que, tenía de cuando salí de Cuba siendo una niña, y todo se trataba de hacer ver que era un agente cubano enviado al país. No creían que fuese española".

María López niega que estuviese en posesión de material o propaganda subversiva de ningún tipo: "Ellos consideraron subversivas cuatro cartas de monseñor Romero, un libro que me había dedicado, un libro de viajes del siglo XIX y un libro de poemas. Eran subversivas cartas de mi padre, de unos amigos de Managua y era supersubversivo que tuviera trescientas córdobas (1.500 pesetas), que es moneda nicaragüense porque eso es el pago de algo".

"Lo que hay que lograr es una negociación que permita que termine el martirio de ese país", pide María. "No hay un solo salvadoreño que no tenga familiares que han sido asesinados. Yo fui capturada y estoy libre, pero hace una semana fue capturada una universitaria y fue encontrada por su madre, nueve días después, descuartizada y en una bolsa de plástico. Y eso es todos los días. En la última semana 84 personas han sido decapitadas y no se han encontrado sus cabezas. La muerte es la rutina en El Salvador".

"Yo estoy libre y soy una privilegiada", afirma con emoción María Lopez. "Cuando fui capturada fui vista, y esto es una ventaja; además, a partir de ese momento el embajador empezó a movilizarse y también los padres jesuitas".

María López, que colaboraba-en la edición de un boletín de noticias y daba clase de periodismo en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, sabe que volver a El Salvador sería un suicidio. "No puedo volver porque a mí me han visto todos los policías del cuartel general de la Policía Nacional y todos los escuadrones de la muerte que allí funcionan, y por eso no puedo permanecer ni un minuto en El Salvador. Pero espero volver a Centroamérica, quizás a Nicaragua, casi el único país al que hoy día se puede volver".

La decisión de París y México de reconocer a la guerrilla salvadoreña como representante de un sector de la población, lo que supone el reconocimiento internacional al derecho a la participación en negociaciones que pongan fin a la guerra civil salvadoreña es calificada de muy valiosa por María Lopez. "México y Francia, y espero que también España y muchos países, sean solidarios con El Salvador. La solidaridad del mundo fue capaz de devolverme la vida, porque yo me sentí muerta. La primera noche yo sabía que iba a morir. Esto es una anécdota pero pienso que eso se puede elevar a un nivel amplio y eso es lo que hay que hacer con El Salvador."

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