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SANIDAD

El equipo médico del hospital del Niño Jesús confía en las posibilidades antitóxicas del polimivinil pirrolidona

Fuentes médicas autorizadas del hospital madrileño del Niño Jesús han manifestado a EL PAIS que existe «un rayo de esperanza, digno de que sea conocido por los afectados de la intoxicación del aceite, respecto a los avances terapéuticos». Este «pequeño, pero importante optimismo» nace del tratamiento actual que se sigue en este hospital de la aplicación de un fármaco, el polimivinil pirrolidona, con el que se ha iniciado una fase experimental. Por otra parte, diversas fuentes médicas coinciden en señalar la «necesidad de encontrar cuanto antes a la persona, presuntamente un técnico en química orgánica, que añadió al aceite el producto con el que se intentó anular las anilinas del aceite de colza desnaturalizado introducido en la red alimentaria».

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El doctor Juan Antonio Nieto Cuartero, con autorización del doctor Tabuenca, subdirector en funciones del hospital del Niño Jesús, y con conocimiento del equipo médico del hospital que trabaja en el llamado síndrome tóxico, ha informado a EL PAIS de la «esperanzadora posibilidad de que el tóxico sea eficazmente combatido con un compuesto químico, el polimivinil pirrolidona, coloide no biológico, inocuo para el organismo humano, registrado en España como producto farmacológico autorizado».El doctor Nieto Cuartero advierte con insistencia que «no se piense otra vez en protagonismos». Y añade: «Los afectados tienen derecho a saber que hay esperanzas».

Según esta información, el polimivinil pirrolidona es una sustancia que podría Fijar, por absorción, diversas sustancias circulantes en sangre, entre ellas colorantes, tal como estudió y publicó en Alemania el doctor Schubert, en 1950. Los estudios realizados en el hospital del Niño Jesús permiten sospechar que este polímero polimivini lpirrolidona) pueda absorber los tóxicos circulantes en la sangre de los afectados del envenenamiento del aceite, así como también los que ya estén fijados en las membranas, y pasar a filtrarlos incluso por el riñón. Esta hipótesis de trabajo se está aplicando con varios niños, con autorización de sus padres, a los cuales se les harán análisis de sangre y orina. Dichos análisis serán practicados durante tres días consecutivos en el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición, de Majadahonda. «Tanto en este centro como en el departamento de Farmacología de la Complutense, consideran coherente esta posibilidad», manifiesta el doctor Nieto. «Si, a Ia vista de los análisis», añade. «se viera que los tóxicos han disminuido, se habrá conseguido un avance capital en la curación de todos los afectados».

La inyección endovenosa por goteo dura unos veinte minutos. El tratamiento, por tanto, exige carácter hospitalario, no practicable en ambulatorio. En el supuesto de que resultase el antídoto buscado, «nos encontraríamos con un problema, pues las únicas muestras existentes en España del fármaco las tenemos nosotros, pues ha dejado de fabricarse; habría que hablar con la empresa alemana fabricante », dice el doctor Nieto.

Los trabajos realizados en el Niño Jesús, y que han llevado a esta hipótesis, cuyos resultados se conocerán a primeros de septiembre, «abren también otras esperanzas, y éstas sí que son ya demostrables». En casos de dificultades musculares, con aparente tendencia a la parálisis, «los enfermos están experimentando mejoría, sometidos a rehabilitación física y baños calientes, así como a una dieta individual, que no altere el desarrollo normal, a base de escasas grasas, escasas calorías y poca sal, con el fin de evitar al máximo la acumulación de grasas en los tejidos donde los tóxicos van a fijarse».

Aparte, se siguen suministrando corticoides y las vitaminas E y C. En el hospital del Niño Jesús no se han advertido mejoras sustanciales gracias a estas vitaminas, «aunque sí parecen adecuadas como preventivas, esto es, compensadoras, o en casos de intoxicación mínima».

Diversas fuentes médicas y sanitarias coinciden en señalar la «necesidad de hallar cuanto antes a la persona, presuntamente un técnico en química orgánica, que intentó renaturalizar el aceite tóxico».

En este sentido se considera «cada vez con más fuerza» que «en el intento de eliminar las anilinas desnaturalizadoras del aceite de colza se usó probablemente un producto del tipo de les secuestrantes, cuya reacción originó el conjunto de tóxicos». Sobre esta posibilidad se trabaja en el Instituto de la Grasa de Sevilla.

Fuentes próximas al Ministerio de Trabajo, Sanidad " Seguridad Social señalan que, «por algún error, en el Libro Blanca de la comisión interministerial no se ha incluido aún el informe referente a las manipulaciones de reclinado del aceite considerado tóxico, y que en esta dirección se pretende corregir y potenciar las investigaciones». En los sectores saniltarios consultados se estima de «vital importancia» la colaboración que podría prestar esta vía en cuanto al problema de salud de los afectados.

La existencia de tal secuestrante, cuyas reacciones, al parecer, afectan a las capas de las mucosas del organismo, se sospecha por un hecho detectado: en algunas partidas de aceite tóxico se han advertido cincuenta miligramos de anilinas por litro, cantidad bastante para dar un inadecuado color al aceite., aunque no ya toxicidad; sin embargo, la toxicidad persiste (luego hay otros tóxicos), pero no el color inadecuado (luego se consiguió eliminar del aceite la coloración que hubiese denunciado el fraude, a pesar de no sustraer totalmente las anilinas). Este efecto se cree que se ha producido por obra de un exceso del secuestrante utilizado.

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