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El final de una reconciliación recíproca

Ahora que la gran exposición Heriry Moore, que desde el pasado mayo ha ocupado el Retiro, cierra por fin sus puertas, parece oportuno el aportar cierta reflexión sobre cuál ha sido su significado. De hecho, se trataba de una de las mayores antologías en las que se ha reunido el trabajo de Moore. Y si al una de las precedentes, como la del Forte Belvedere, de Florencia, en 1972, pudiera llevar cierta ventaja en cuanto a número de obras, esta de Madrid poseía la virtud de tocar con mayor fidelidad todos los registros que han unido al escultor británico con la creación.Más de quinientas piezas, entre esculturas, maquetas, dibujos y obra gráfica, permitían seguir la cronología y el repertorio temático del artista, no sólo de modo exhaustivo en lo que han sido sus asuntos más queridos y frecuentes (figura reclinada, madre con niño, fisiuras tensadas o figuras dentro de figuras), sino también en los que no casaron de alusión momentánea.

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Una visión panorámica tan compleja de su obra ha supuesto una toma de contacto real y suficiente del público madrileño con la personalidad de Nloore. Y ello encierra, por dos causas. un especial significado. En primer lugar. Moore es una figura legendaria en un sentido semejante -aunque salvando las evidentes distancias- al de Picasso. Pocos artistas gozan de tal celebridad. «suenan tanto» entre el gran público sin que de ello se siga un conocimiento real de la obra.

Ha influido en ello, con toda seguridad, la particular postura de Moore frente a la vanguardia, muy estrecha en la década de los treinta, pero progresivamente distanciada en comparación a otras posturas más radicales,como las de Brancusi o Gabo. Ese fenómeno de reducción, de diálogo entre ruptLira y tradición, puede haber determinado el eco que sus resoluciones formales más típicas han enconrrado en un público popular y el que, hace unas décadas, su huella fuera paso obligado en el inicio de muchos.

Amor al pueblo español

En otro orden de cosas, esta exposición poseía para el propio Moore un especial significado afectivo. Como sucedió con Moenerwell y otros artistas de su generación que vivieron de forma intensa el debate internacional en torno a nuestra auerra civil, este país ha seguido formando parte de su bagaje sentimental. Poco antes del conflicto, Moore, recién casado, hizo un largo viaje por España, lo que motivaría que el levantamiento militar fuera para él alero más real que una mera contienda en un país desconocido. De ahí se seguiría un decidido a poyo a la causa de los republicanos españoles en la guerra y en el exilio de ahí también el que esta exposición le suene ahora a reconciliación.

Justo sería que, a la recíproca, también para nosotros supusiera la renovación de un vínculo.

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