_
_
_
_
_

El caso de los cuentos quemados sigue siendo motivo de controversia en el Ayuntarmento de Bilbao

El alcalde, Castañares, sigue negándose a explicar su decisión

Pese a las advertencias de que la decisión de ordenar la quema de los libros era «nula de pleno derecho», por lo que no podía ser ratificada, la minoría mayoritaria del Ayuntamiento de Bilbao, el PNV, con el apoyo de los concejales de UCD, ratificó ayer, en el curso de un pleno extraordinario, la actitud pirómana del alcalde Jon Castañares, quien, por otra parte, siguió manteniendo un obstinado silencio frente a las peticiones de explicación de la oposición sobre las causas que le impulsaron a recurrir a la hoguera.

Más información
El libro renace de las cenizas

Así, el concejal de UCD José María de Domingo, que defendió la actitud de fondo del alcalde con tal ardor que bien podría calificársele de «más papista que el Papa», sorprendió a los asistentes al pleno iniciando su discurso con un sincero reconocimiento de que «hemos cometido errores graves en este asunto». La sorpresa desaparecería, sin embargo, al escuchar a Domingo precisar que el principal error había consistido en «la elección de un jurado con el que ni ética, ni moral, ni estéticamente podemos estar de acuerdo».La divergencia estética sería aclarada por el concejal centrista al calificar de «mediocres» los cuentos premiados, y de «procaz y semipornográfico» el lenguaje empleado en los mismos. Pero por si sus gustos literarios no habían quedado suficientemente claros, Domingo pondría poco después el siguiente ejemplo: «Nosotros no tendríamos nada que oponer a que una editorial privada editase, por ejemplo, La celestina, pero, evidentemente, lo que una entidad pública, como el Ayuntamiento, no haría es premiar o responsabilizarse de la edición de una obra así».

Previamente, el concejal socialista José Luis Ibáñez había desarollado una apabullante argumentación jurídica destinada a demostrar la ilegalidad, por al menos cinco razones diferentes, de la propuesta que se sometía a ratificación. Ni el alcalde ni ninguno de los co ncejales de su partido se molestó en contestar tales argumentos. También quedarían en el aire las preguntas de los concejales de la óposición sobre la persona o personas que tuvieron la idea de enviar algunos ejemplares de los libros a las escuelas como si se tratase de cuentos infantiles. Tal cuestión había sido suscitada por un comentario marginal del alcalde, asegurando que la directora de una escuela le había llamado para protestar por que «se den a leer tales cosas a los niños».

La concejala socialista Ana Ariz avanzó una posible interpretación de la actitud del PNV «al comprender, por la reacción de la Prensa y de la opinión pública, que hablan cometido un error», Dicha actitud habría consistido «en intentar sacar partido de ese error tocando la fibra sensible de padres y educadores a base de enviar el libro a algunas escuelas y difundir la idea de que la izquierda pretendía cometer la barbaridad de dar a leer a los niños esos cuentos».

Por su parte, el concejal de LAIA, Xabier Martín,dio a la polémica un giro inesperado al leer unas recientes declaraciones del lendakari Garaikoetxea, en las que éste atribuía la quema de los libros al «exceso de celo de un funcionario. O bien Garaikoetxea tiene razón», argumentó Xabier Martín, «y en ese caso procede abrir una urgente investigación para descubrir quién es ese funcionario, o bien se trata de una calumnia contra los funcionarios, en cuyo caso hay que enviar rápidamente una rectificación a la revista para salvaguardar el buen nombre de los 2.500 empleados del Ayuntamiento». Tras un lapsus del alcalde -que luego intentó rectificar parcialmente-, en el que involuntariamente reconoció que «lo que hemos quemado no son los originales de los cuentos, sino los libros, que siempre podrían volver a editarse si así lo decidiera el pieno», Xabier Martín pudo concluir que, «dado que el alcalde parece reconocer que él es el pirómano, lo que procede es enviar la rectificación de inmediato». Esta propuesta fue rechazada por dieciséis votos contra nueve.

Por el contrario, la propuesta, que mantuvieron contra viento y marea el alcalde y su grupo, de ratificar la decisión de «impedir la difusión de los libros» -eufemismo empleado en el texto para referirse a la quema- fue aprobada con los votos conjuntos del PNV y UCD y la oposición del resto.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_