Maritain, reivindicado como el teorizador de la sociedad democrática cristiana

El filósofo francés Jacques Maritain fue calificado ayer «como el filósofo católico más importante del siglo XX» por el ministro de Cultura Iñigo Cavero, que clausuró en el palacio de la Magdalena, de Santander, el seminario organizado por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo sobre «Jacques Maritain: su teoría de la sociedad democrática, hoy».

El ex vicepresidente de Venezuela, Rafael Caldera, en la última conferencia calificaría a Maritain como «máximo representante de la dignidad humana» y «un gran olvidado, cuya tumba debe visitar la juventud actual». En el acto de clausura estuvieron presentes varios políticos democristianos, entre ellos el ex presidente del Congreso, Fernando Alvarez de Miranda.Treinta y cuatro años después de que Jacques Maritain asistiera en la universidad de verano de Santander a un curso de filosofía, en el que el filósofo francés iba a ser, junto a Ortega y Unamuno, la estrella invitada, el mismo escenario del palacio de la Magdalena ha sido escenario de la consagración de Maritain como el teorizador de la sociedad democrática desde el punto de vista de los cristianos. Tal principio, nunca enunciado públicamente en España durante el régimen de Franco, es «de reivindicación necesaria», porque según el director del seminario, Eugenio Nasarre, subsecretario de Cultura, «Maritain fue durante estos años un filósofo maldito ». Porque, siendo reconocido como «un clásico de la filosofía moderna», había tenido el valor de negarle a la guerra civil española el calificativo oficial de cruzada.

En este seminario, de seis días de duración, han intervenido franceses como Jean Lecat, Marcel Merle y Etienne Borne, de la Sorbona, y Ramón Sugranyes, de Friburgo; el secretario general del Instituto Internacional Jacques Maritain, Roberto Papini; los ideólogos y políticos latinoamericanos Jaime del Castillo, ex ministro chileno, y Rafael Caldera, y los españoles Nasarre Goicoechea, Juan García Barbón, Iñigo Cavero y el italiano Antonio Pavan, de la Universidad de Padua, entre otros.

«Esas ideologías y esas filosofías de la democracia, que tanta altura alcanzan en los textos de Maritain, sufren ahora la amenaza de la cultura contemporánea, donde el personalismo es agredido por "las filosofías de la sospecha" marxistas, nietzcheanas, freudianas, que niegan la originalidad y el valor de la persona; igual amenaza supone el neocíentificismo, que hace del hombre un resultado y un objeto, defendió el profesor Borne. El fundamento y ejercicio de los derechos del hombre, según Maritain, fue tema de meditación para García Barbón, miembro del Consejo General del Poder Judicial, para el que el primer análisis de la obra maritainiana queda referido a la paradoja, ya observada por el filósofo francés, de que hombres opuestos ideológicamente en sus concepciones sobre la sociedad, fueran capaces de llegar a un acuerdo en cuanto a enunciación de los derechos humanos.

Una concepción instrumental y pluralista del Estado

Las aportaciones de Maritain a la I-llosofia de la sociedad democrática son, en opinión de los ponentes, fundamentales, y se concretan en la distinción que el filósofo francés hizo de nación, cuerpo político y Estado, en el concepto de soberanía que supo enunciar, en la concepción instrumental y pluralista del Estado, en el análisis profundo que realizó sobre los derechos del hombre y en sus estudio sobre el diálogo democrático.Concretando su filosofía del Estado, Iñigo Cavero dijo que para Maritain Estado es un instrumento del bien común, una parte de cuerpo social, en definitiva, «el Estado es para el hombre ».

Las ideologías liberal e igualitaria son, para los partidarios de la tesis de Maritain, mera contradicción. El profesor de la Universida de la Sorbona Etianne Born llegó a decir que «la ideología liberal, tan vulnerable a la crítica marxista, sirve como justificación de una sociedad de libre empresa y de libre competencia, que enriquece y fortalece a los ricos y a los poderosos, y empobrece y debilita a lo pobres y a los débiles».