Las inversiones realizadas en cumplimiento del PEN superan los 650.000 millones de pesetas y han creado 150.000 empleos
A los dos años de su aprobación definitiva por el Parlamento, el Gobierno considera que el Plan Energético Nacional (PEN) ha cumplido las metas inicialmente marcadas para este bienio y, aunque los responsables de la política gubernamental en materia energética preparan en estos momentos una adecuación de algunos de sus programas concretos, el balance del mismo presenta «efectos positivos» tanto en la mejora de la estructura nacional del consumo de energía como en el aprovechamiento del alto volumen de inversiones realizadas, según se desprende de un amplio informe que la Comisaría de Energía se encuentra elaborando y que será enviado en breve al Parlamento para su análisis y discusión.
El informe, al que ha tenido acceso EL PAIS, en una fase de borrador final, es un análisis exhaustivo de la situación del sector energético al primero de julio pasado y detalla no sólo los avances que ha experimentado el mismo como consecuencia de la entrada en vigor del PEN, sino que especifica las realizadas y su impacto económico, las leyes propuestas y aprobadas, las actuaciones en materia de precios y ahorro energético, en investigación, en recursos y nuevas energías, las reservas probadas de hidrocarburos y minería energética, los planes de construcción de nuevas centrales térmica nucleares, así como las líneas políticas que deben regir la adecuación del plan al segundo choque del petróleo de 1979, que por razones obvias no pudo ser previsto ni incluido en el proyecto de PEN que fue aprobado por el Parlamento, el 28 de julio de 1979. La conclusión más llamativa del informe elaborado en el Ministerio de Industria y Energía es la reducción de casi ocho puntos (tres en 1980 y cinco en 1981, según las estimaciones realizadas en base a los resultados del primer cuatrimestre) en la dependencia española del petróleo importado y en la producción de energía primaria, ya que se ha pasado de un 69,3% en 1979 a aproximadamente un 61% que se tendrá a finales de este año.En ese período, las inversiones realizadas en el cumplimiento de las metas del PEN ascienden a 274.159 millones de pesetas en 1979; 397.834 millones en 1980, y podrían muy bien superar el medio billón de pesetas en el curso de este año. En términos del producto interior bruto (PIB) se ha pasado de una inversión que supuso el 2,1 % del mismo hace dos años a 2,6% en este año, lo que a juicio de los autores del informe, aparte de suponer un incremento anual medio del 27,8%, presenta a España como «uno de los países europeos que habrá dedicado en el bienio 1979-1980 un mayor porcentaje de su producto interior bruto a inversiones destinadas a superar el problema energético». Asimismo, el ritmo de inversiones en los próximos años evolucionaría de acuerdo a los objetivos de demanda que detallan los cuadros adjuntos.
«Con independencia de sus efectos en la resolución del problema energético», dice textualmente una de las conclusiones del informe, «estas inversiones tendrán repercusiones favorables en sectores especialmente necesitados de inversión con efectos multiplicadores sobre el empleo, como son los bienes de equipo y la construcción. En su conjunto, las inversiones energéticas, de acuerdo a estudios realizados, proporcionan empleo a no menos de 140.000 trabajadores con carácter permanente».
Situación general hasta 1981
Tras señalar que desde la aprobación del PEN la evolución del consumo energético ha experimentado una desaceleración, el informe determina que «la estructura del consumo energético ha mejorado». Se ha atenuado la importancia del petróleo -uno de los condicionantes de nuestro sector energético-, a causa del aumento de participación de otras fuentes de origen nacional.Simultáneamente, el año 1980 significó un cambio de inflexión en la productividad energética media, calculada como cociente entre el PIB y el consumo energético nacional, de forma que esta productividad pasó de 34.725 pesetas de 1970 en el PIB por tonelada equivalente de petróleo a 35.725, con un aumento del 2,9%.
La producción nacional de energía, siempre sobre la base de un año hidráulico medio, ha aumentado en sólo un año un 6,3 %, ya que el autoabastecimiento ha pasado del 28,1% en 1979 al 30,2% en 1980. Es importante señalar, y el informe así lo hace, que el incremento se ha debido al crecimiento de la participación del carbón en la energía eléctrica y a la entrada en servicio del primer grupo de la central nuclear de Almaraz, aunque este factor se notará aún mucho más en el balance de 1981.
Perspectivas para 1981
Respecto a las previsiones de este año, basadas en una extrapolación de los resultados del primer cuatrimestre, el informe afirma que la dependencia del petróleo se habrá rebajado al 61,2%, la producción de carbones se habrá incrementado en un 27,3%, el consumo de carbón en centrales térmicas habrá aumentado un 31,1 % y en las de cemento en un 29,6%, mientras que el consumo de energía primaria habrá descendido medio punto, y el de productos petrolíferos energéticos, en un 0,8%.En materia de precios, el informe expresa la voluntad del Gobierno de continuar la corrección escalonada de la situación anterior, «de forma que en el sector de productos petrolíferos los costes de abastecimientos se han repercutido en el consumo, respetando en todo momento los ingresos fiscales aprobados por el Parlamento en los Presupuestos Generales del Estado». Asimismo, el informe destaca que «las subvenciones de algunos sectores consumidores han quedado reducidas al mínimo indispensable.
No obstante, las subvenciones en materia de consumos energéticos supusieron en 1979 unos 20.000 millones de pesetas para la agricultura y pesca; 4.000 millones, para el gas butano doméstico, y mil millones, para el gas ciudad. En 1980 se solicitaron créditos extraordinarios para aumentar la subvención a fertilizantes en 4.000 millones de pesetas, y sólo la subvención a la bombona de butano doméstica supuso 13.500 millones de pesetas.
Esta política, según detalla el informe, ha tenido un efecto en la reducción de ritmo del incremento del consumo de algunos productos energéticos. Así, las gasolinas auto, que experimentaron entre julio de 1979 y marzo de 1981 incrementos de precio comprendidos entre el 48% y el 55%, vieron su consumo reducido en el mismo período en ui. 12,4%, mientras que los querosenos de aviación, con incrementos de precios del 132%, han disminuido en un 22,3 %.
Investigación recursos energéticos
En cumplimiento de las pautas marcadas por el PEN, las actuaciones en materia de investigación, especialmente en el área del carbón, hidrocarburos y uranio natural, fueron notables y su objetivo fue «reducir dependencias de suministro, asegurar aprovisionamientos, moderar desequilibrios de la balanza comercial y atenuar flujos económicos empobrecedores hacia el exterior».En hidrocarburos, se realizaron 722 estudios gravimétricos en 1980, con inversiones que totafizaron 27.381 millones de pesetas, es decir, el doble que el año anterior. Después de estos trabajos, las reservas nacionales estimadas en hidrocarburos ascienden a diecisiete millones de toneladas en los yacimientos de Ayoluengo, Amposta, Casablanca, Montanazo, Tarraco y Dorada. En gas natural, estimaciones no confirmadas señalan unas reservas de 42 millones de toneladas equivalentes de petróleo, y en carbones las reservas han quedado aumentadas, con los nuevos descubrimientos, a doscientos millones de toneladas. Las inversiones sólo en investigación de carbón aumentaron en un 139% en 1980.
En cuanto a uranio, las inversiones ascendieron el pasado año a 1.183 millones de pesetas, lo que permitió ampliar las reservas estimadas de óxido de uranio a 2 1.000 toneladas.
Centrales térmicas y nucleares
La entrada en funcionarmentc de tres nuevos grupos de centrales térmicas (Teruel III, Puente Nuevo II y Meirama), en el período de vigencia del PEN, permitió el incremento de la potencia instalada en 1,213 Mw. que representó un incremento cie la misma del 16,3 % respecto a 1979. Estas centrales, más la entrada en funcionamiento de los grupos I y II, cuando esto suceda, permitirán un ahorro de algo más de dos millones de toneladas equivalentes de petróleo en la factura energética española, posiblemente en el horizonte de 1982.Asimismo, el informe pasa a detallar las actuaciones en materia de construcción de nuevas centrales hidráulicas, en la sustitución de fuel en la industria, en los planes de reconversión de las refinerías, en el equipamiento de pequeños aprovechamientos hidráulicos, en la electrificación rural, la política de carbón y la red de gasoductos nacionales, temas que serán objeto de un posterior artículo más detallado, junto a la evolución del sector eléctrico, del carbón y de la política nuclear.
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