La discreción de Chriss Wood

.La programación de jazz continúa plácidamente en estas azarosas fiestas de San Isidro. A la espera de los conciertos de Tete Montoliú, Dizzy Gillespie o Freddie Hubbard, lo vivido hasta ahora en la carpa del cuartel de Conde Duque, es un ambiente tranquilo, sólo truncado por el agua que cae y el frío que hace.

El pasado lunes le tocó el turno a Chriss Wood, un saxo alto y flauta, que si bien nunca ha figurado como uno de los grandes de sus instrumentos sí hacía presagiar un buen rato. Venía acompañado de un grupo que trabaja por nuestra tierra con los clásicos Peer Viboris y Pere Farreras a la batería y al piano, respectivamente, y ofreció un buen recital de algo que es fundamental en el jazz de ayer, de hoy y de mañana: los estándars. Canciones conocidas por todos los jazzmen y que son utilizadas en todos estos encuentros de solista más grupos ocasionales. Eso da ocasión de escuchar recreaciones de temas archiconocidos, de asistir a una especie de fiesta en familia.

Chriss Wood, que utilizó mayormente el saxo alto, demostró una gran discreción. Su concierto, más que brillante, fue agradable, aunque las obligadas secuencias de solos resultaron a veces algo reiterativas. Cuando se decidió a coger la flauta mostró el lirismo de ese instrumento, su etérea belleza. Es lástima que no lo empleara más.

A las 22.30 horas de hoy están anunciados Pedro Iturralde y Donna Haightower.