Antonio Lorenzo: "Mi mundo es surrealista"
Exposición sobre "Grandes cerebros en pequeños formatos"
El pintor Antonio Lorenzo expone actualmente en la galería Ruiz Castillo, de Madrid, una serie titulada Grandes cerebros- en pequeños formatos. También ha expuesto últimamente en la galería Kreisler, de Madrid, y en la Luzán de Zaragoza. A su amor por la pintura, tan evidente en todas estas exposiciones, Antonio Lorenzo dice anteponer su amor por la vida.
Sin miedo a los enigmas del crepúsculo, abre Antonío Lorenzó el paracaídas encima de las últimas tentaciones de San Antonio y se deja caer sobre un cuadro de El Bosco: carros de heno, triángulos, conos... Y hace su patria de ese territorrio: «Mi mundo pictórico es bastante surrealista. Permite elaborar relatos de ciencia-ficción, pero es una galaxia que puede llamarse Majadahonda o AIcorcón. En mis obras hay muchas luces cantarinas, aparatitos y otras leches. Son como cifras del presente, imágenes de nuestro siglo, añadiduras tecnológicas sobre un fondo de sueño medieval o venidero».Pero tales imágenes brotan para crear tensión y movímiento en el espacio plástico: «De hecho, se pueden convertir en símbolos muy primarios. Forman un código no científico, sino meramente pictórico». Se evoca, pues, la larga lista de André Bretón para negar la relación entre ciencia y arte: «En Picabia, la afición a la máquina dista de excluir el impulso al sabotaje. De igual modo, Max Ernst, aun cuando esté muy al corriente de la evolución científica, se interesa por lo fantástico y lo mítico fuera del tiempo. Arp se refiere, pero de un modo totalmente poético, a la embriogenia...».
Además, Antonio Lorenzo sonríe al precisar: «No soy sólo intor espacial. Pinto mucho la Tierra. En cualquier caso, el cuento de la tecnología no me lo creo del todo; sólo me importa desde un punto de vista formal. O sea, que si pinto grúas, ganchos, postes de telégrafos y cosas así es porque me excitan la imaginación. Pero no pretenden amasar un discurso social ni politico. Son simples provocaciones visuales».
En la serie de Grandes cerebros en pequeños formatos, el pintor ha plasmado una rara simbiosis entre máquina y hombre: «El título es una réplica a lo que acontece con ciertos mandamases autoritarios, que son pequeños cerebros en grandes formatos. Me han salido unos tipos asépticos, sin pasiones, que están llenos de tornillos. Llevan uniforme como contrapunto con la desnudez. Tienen aspecto de robots, de árbitros autoelegidos y sin prejuicios».
Esta serie fue compuesta como una fantasía: «Pero nunca se sabe si una mirada futura acabará viendo lo que,uno creía fantástico como el reflejo fiel de cierta realidad».
Desde luego, Antonio Lorenzo se precia de no cerrar jamás los ojos ante lo real: «Eso me ha convertido en casi un disidente de los pintores de mi generación y, en especial, del grupo de Cuenca. Yo soy pastoso, pesado e insistente. Yo no soy ni etéreo ni puro. Tampoco me interesa ser tediosamente estético. Ese mundo es interesante para un inuseo. Sin embargo, yo me siento más comprometido con el rumor de la vida, con la carne, con la realidad. Me importa más ser buena persona que buen pintor. Amo mucho a la pintura, pero no hasta el punto de sepultar con ella la vida».
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