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Bonn, París y Londres han intentado coordinar su postura de cara a Reagan

El Gobierno de la República Federal de Alemania guarda un celoso silencio sobre la reunión secreta celebrada en Bonn el pasado jueves por los ministros de Asuntos Exteriores de la RFA, Francia y Relno Unido. Unicamente se ha dado a entender que este encuentro se concertó para examinar conjuntamente la postura que deb e adoptar la Comunidad Europea ante la Administración Reagan, a la vista de la política desarrollada por el nuevo presidente norteamericano en su prirner mes al frente de la Casa Blanca.El sigilo con el que JeanFrangois Poncet y lord Carrington se han desplazado hasta Bonn para reunirse con Hans Dietrich Genscher ha contribuido a dar crédito a los rumores sobre un desconcierto europeo ante la iniprevisibilidad de Ronald Reagan.

La reunión podría haberse celebrado en el marco de los frecuentes contactos que mantienen los Gobiernos de los principales países comunitarios sin suscitar ningún tipo de rumores o conjeturas por parte de los medios de información. Las especulaciones que ha provocado la misteriosa cumbre son, en efecto, ya numerosas desde que un portavoz del Ministerio federal de Asuntos Exteriores anunció escuetamente en la noche del viernes la celebración de este encuentro.

Fuentes oficiosas dan a entender que urgía adoptar una postura conjunta, porque esta misma semana el presidente Reagan emprenderá una campaña de explicación de su criterio pacificador de Centroamérica.

En Bonn se ha confirmado la llegada, dentro de un par de días, de uno o varios funcionarios de la Secretaría de Estado norteamericana para convencer a los europeos de que apoyen sin restricciones a la Junta salvadoreña.

Los contactos mantenidos hasta ahora con los departamentos ministeriales de Washington, a propósito de la estrategia militar y del armamento sofisticado, han suscitado en Bonn la impresión de que la Administración Reagan ha caído ya en la imprevisibilidad que Helmut Schmidt reprochó repetidamente a Jimmy Carter.

Por otra parte, se cree que Reagan no está dispuesto a reunirse con sus alíados europeos más que en casos excepcionales, y ello ha sentado mal en la RFA. El presidente Reagan ni siquiera charla por teléfono con Helmut Schmidt, como lo hacía su predecesor Carter. Es más, Reagan no ha nombrado nuevo embajador en la RFA, tras el relevo del anterior titular, Walter Stoessel, que se ha reincorporado a Washington.

Mientras, importantes personalidades del partido socialdemócrata han expresado el temor de que Washington no desea en estos momentos abrir un nuevo proceso de negociaciones con la URSS hasta ver la reacción del Kremlin ante la introducción en Europa de los primeros misiles de medio alcance Pershing 2 y Cruise. En claro, esto significa para Bonn, a pesar de las recientes declaraciones apaciguadoras de Alexander Haig, que el acuerdo contraído el 12 de diciembre por todos los países de la OTAN para iniciar una negociación con el Pacto de Varsovia sobre la reducción de armas nucleares en el Viejo Continente es considerado por Washington como «papel mojado». Bonn recuerda constantemente este acuerdo a Moscú para demostrar su voluntad de proseguir el proceso de distensión.

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