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Alexander Haig desautoriza al jefe del Pentágono y tranquiliza a los aliados sobre la bomba de neutrones

Sorprendido por la rapidez y el tono critico de las reacciones surgidas en Europa, el Gobierno norteamericano se esfuerza en minimizar las declaraciones del secretario de Defensa, Caspar Weinberger, sobre un eventual despliegue de la bomba de neutrones.

Deseoso de disipar cualquier malentendido, el Departamento de Estado se ha visto, obligado a recalcar que Estados Unidos no ha adoptado todavía ninguna decisión sobre el futuro de la bomba de neutrones, y que su eventual despliegue en Europa necesitaría de una consulta en profundidad con los aliados.Con el visto bueno del secretario de Estado, Alexander Haig, se ha hecho llegar a los Gobiernos de los países aliados de Estados Unidos un mensaje aclarándoles el alcance exacto de las declaraciones efectuadas por el jefe del Pentágono el pasado martes.

El Departamento de Estado ha pedido a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que hagan caso omiso de las recientes declaraciones de Weinberger, favorables a la producción de la bomba de neutrones y su despliegue en Europa occidental.

El jefe del Pentágono dijo recientemente que Estados Unidos querrá instalar «muy probablemente » la bomba de neutrones en Europa occidental, tal como habían acordado los aliados antes de que Jimmy Carter aplazase indefinidamente su producción en 1978.

El secretario de Estado indicó a su homólogo en el Departamento de Defensa la necesidad de mejorar en el futuro la coordinación entre sus dos áreas, ya que, al parecer, Weinberger no había consultado con él antes de hacer pública su postura, según informaba ayer el New York Times.

El portavoz del Departamento de Estado, William Dyess, ya intentó el jueves frenar la tempestad de protestas en Europa occidental, al indicar que el emplazamiento de los misiles Pershing-2 y Cruise, en Europa occidental tenía prioridad sobre la bomba de neutrones.

Cumplir las promesas electorales republicanas

Caspar Weinberger recordó a Alexander Haig que sus comentarios eran coherentes con la plataforma electoral del partido republicano, según la cual, la producción y posterior despliegue de la bomba de neutrones en Europa occidental debían ser reconsiderados, informaron por su parte funcionarios del Pentágono.

Según un portavoz del Departamento de Defensa, le corresponde a Weinberger recomendar la fabricación y uso de armas, mientras que el papel del Departamento de Estado consiste en determinar, mediante conversaciones diplomáticas, la posibilidad de instalarlas en otros países.

La aparente falta de coordinación entre defensa y política exterior va más allá del tema de la bomba de neutrones.

Caspar Weinberger dio a entender en su conferencia de Prensa que la Administración Reagan atendería la petición de Arabia Saudí de recibir equipos adicionales para sus aviones F-15, a pesar de la fuerte oposición de Israel.

El portavoz del Departamento de Estado aclaró después que la Administración no tomaría ninguna decisión al respecto sin haber consultado antes con el Congreso norteamericano.

Más reacciones

El futuro de la bomba de neutrones está, sin duda, en entredicho, según dejan en claro las últimas reacciones de los aliados de Estados Unidos, Canadá entre ellos, y de los no aliados, como es el caso de Alemania Oriental.

Pierre Trudeau, primer ministro de Canadá, declaró ayer que su país se opone a la utilización y despliegue sobre su territorio de la bomba de neutrones.

Por su parte, el diario Neues Deutschland, órgano del Partido Comunista de Alemania Oriental, calificó ayer a esta bomba de «arma característica de agresión y conquista». Su despliegue por parte de los países de la OTAN significaría, según el comentario, que los occidentales «adquirirían una supremacía militar a nivel táctico».

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