Torrente Ballester: "La gente dice que mis divertimientos narrativos son demasiado complejos"
El escritor gallego presenta mañana su última novela
Autor, hasta ahora, de diez novelas largas, varios voluminosos libros de ensayo y de incontables artículos de Prensa, Gonzalo Torrente Ballester acaba de publicar lo que él considera su mejor novela, La isla de los jacintos cortados (Editorial Destino). El escritor presentará su nueva obra mañana, lunes, a las ocho de la tarde, en El Corte Inglés (Raimundo Fernández Villaverde, 79).
Pregunta. ¿Qué es La isla de los jacintos cortados?Respuesta. Yo la he concebido como un divertimiento. Lo que pasa es que ahora la gente dice que a mí los divertimientos me salen demasiado densos, demasiado complejos. La novela es un tema actual, una historia de amor como tema básico, de la que sale una segunda historia, una segunda novela temática y constructivamente implicada en la primera. Esta segunda parte es una parodia de novela histórica que yo hice sin partir de un sistema conceptual, sino sobre un sistema de imágenes.
P. ¿Cómo es realmente la trama de la novela?
R. Hay una situación de partida, que es un profesor contemporáneo que escribió un libro demostrando que Napoleón no existía. Este tema estaba ya anunciado en mi último libro. La novela histórica es pura y simplemente la historia de cómo Napoleón fue inventado. Todo esto está escrito en unos medios completamente nuevos para mí, porque la parte contemporánea se desarrolla en una universidad americana, al lado de un lago, en medio de un bosque de coníferas, una cosa muy universitaria de aquellas zonas de América. Por el contrario, la parodia histórica se desarrolla en una supuesta isla del Mediterráneo, más o menos a la altura de Pantelaria, una isla que no existe y con unos personajes también inexistentes.
P. ¿Qué hay, y qué no hay, en esta nueva obra suya en relación con el resto de las anteriores novelas?
R. Por de pronto, no es una novela realista, sino una novela fantástica en la que yo desarrollo, una vez más, los supuestos de que mezclar la realidad con la fantasía, aplicando a una y a otra la imaginación, están ya dados en mi primera obra, Viaje del joven Tobías, publicada en 1938, y que convendría que la gente leyera para que supiera cuál es la historia de uno y no le aplicaran a uno historias inexactas.
P. Usted, que es además de escritor un dramaturgo y un crítico reconocido, ¿cómo valora literariamente este libro?
R. Creo que es el mejor escrito de todos los que hice, lo cual no quiere decir que no tenga, por ejemplo, muchos galleguismos. Es una novela en la que hay mucha melancolía, mucha ternura y una atención al paisaje muy superior a la corriente. Es una obra imaginativa, porque la imaginación es lo único que yo tengo, la imaginación y la palabra.
P. Sin embargo, usted escribió hace años una novela realista, Los gozos y las sombras. ¿Por qué?
R. Yo escribí deliberadamente esa novela realista, sobre la cual cayeron y siguen cayendo aún sambenitos de ser una novela decimonónica. Durante muchos anos yo he sido, evidentemente, muy mal tratado, puesto que, de una manera sistemática, se interpretó mal lo que yo hacía.
P. ¿Es Torrente, como fue Valle o como pueden ser ahora Cela o Cunqueiro, uno de los mejores escritores gallegos, aunque no haya escrito una sola línea en gallego?
R. Evidentemente, yo soy un producto gallego, aunque a veces me llamen traidor, como hicieron hace dos años. Mi temperamento, mi mentalidad y el modo de funcionar mi cerebro corresponden a un ser gallego.
P. ¿Qué tiene hoy de mejor la literatura española con respecto a la de hace algunas décadas que usted se ocupó de calibrar en sus famosos Panoramas?
R. Estamos un poco más en una apertura internacional, pero no todavía curados del todo de provincialismos, cura difícil de lograr, porque para ello hacía falta que se perdiese la dependencia de París. Yo tengo por evidente que hay dos síntomas claros para ver si un escritor es malo: observar cuándo acude a la ideología o a la pornografía y aquí se corrió este peligro durante demasiado tiempo.
Babelia
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