Deterioro de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en Bolivia

Las relaciones entre la Iglesia boliviana y el régimen del general García Meza «se deterioran cada vez más», según un informe publicado el jueves en la Paz por la Conferencia Episcopal boliviana, que desea la normalización de tales vínculos.La jerarquía católica boliviana reaccionó enérgicamente e interpretó el cierre temporal del matutino Presencia como un intento por acallar la voz de la Iglesia y provocar la ruptura de las relaciones Iglesia-Estado.

En dos comunicados divulgados por el consejo permanente de la Conferencia Episcopal de Bolivia se fijó la posición de la Iglesia católica alrededor de la clausura por siete días del matutino dispuesta por el Gobierno militar el pasado lunes.

Como consecuencia de la publicación de un cuento en la sección literaria del pasado domingo titulado «Mal de ojo», que fue interpretado como lesivo a la dignidad de la mujer, en especial la del departamento oriental de Santa Cruz, se produjo un drástica reacción oficial contra el mencionado medio de comunicación.

El pasado lunes, una multitud ocupó en Santa Cruz, ciudad situada a novecientos kilómetros de La Paz, la corresponsalía del periódico e incendió algunas pertenencias. También se desarrolló una manifestación de repudio.

Ese mismo día, en una operación comando en la que intervinieron grupos armados civiles y policías, se ocuparon por la fuerza las instalaciones de redacción, administración y talleres de Presencia. Poco después, el ministro del Interior coronel Luis Arce, dispuso la clausura del diario por siete días, emplazó a los directores a ofrecer excusas públicas y anunció el enjuiciamiento de los responsables del cuento «Mal de ojo».

Los prelados afirmaron que el cuento, origen del problema, no responde a la línea de Presencia y desaprobaron su publicación.

En uno de los comunicados se informa que el director del matutino fue emplazado el pasado lunes a revelar la fuente de una información sobre los ascensos militares. Al negarse a identificarla, el ministro de Informaciones le notificó que debía afrontar la «acción de la seguridad del Estado».

Se denuncian también los «excesos físicos y morales cometidos contra las personas, los insultos soeces y los malos tratos a los que fueron sometidos los miembros del directorio, incluso su presidente, el obispo Genaro Prata, quien fue maltratado, y todo el personal tanto de Presencia como de los talleres donde se imprimía el diario».

Los obispos hicieron un llamamiento para evitar el fenómeno del crecimiento de los sentimientos regionalistas y demandaron del Gobierno militar la restauración de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, «que vienen deteriorándose cada vez más».

Hasta hace algún tiempo, las relaciones entre ambos poderes se mantuvieron tensas a causa de la detención de sacerdotes y la intervención de medios de comunicación social de la Iglesia.

Los directores de Presencia, Huascar Cajías, y del suplemento literario, el obispo Juan Quiroz, en cartas dirigidas al presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, Rodolfo Daza, pidieron disculpas y ofrecieron excusas por la publicación del cuento.