Tuñón de Lara presentó su ensayo "España bajo la dictadura franquista"
"El fascismo español tenía una base agraria", declara el historiador
«Hay que reconocer al franquismo su capacidad de maniobra. Tuvo a su servicio expertos más competentes que el propio Franco, como Navarro Rubio, Ullastres o el propio López Rodó», manifestó ayer en Barcelona el historiador Manuel Tuñón de Lara, en ocasión de la presentación de su libro España bajo la dictadura franquista (1939-1975). El libro es el décimo tomo de la obra general Historia de España, editada por Labor y dirigida por el propio Tuñón de Lara, quien ha contado con una veintena de colaboradores.
Tuñón de Lara califica su última obra como el fruto de «años y años metiendo cosas en mi archivo para cuando fuera posible publicarlas. Luego, el trabajo de redacción ha sido relativamente corto. José Antonio Biescas y yo hemos tardado aproximadamente un año».El conocido historiador niega que en su obra se dé excesiva relevancia al papel de la Iglesia. «Es cierto que yo, personalmente, he propugnado el acercamiento entre marxistas y católicos». Y añade: «Pero esto no tiene nada que ver con lo que digo en mi obra acerca del papel de la Iglesia. Hay una primera etapa, en que las organizaciones y la Prensa de tipo católico tuvieron un protagonismo en momentos difíciles. En ocasiones este protagonismo fue fundamental para la oposición antifranquista ».
El historiador habla en su libro de la búsqueda de una base de masas para el franquismo como uno de los principales problemas que el régimen se planteó en 1939. «El fascismo español tenía una base agraria, de pobres y medios campesinos, creada desde hace veinte años antes de la rebelión de 1936: la Confederación Católica Agraria. El propio Gil Robles era su secretario general en el momento del advenimiento de la República. Este fue el gran esfuerzo de la reacción para tener masas detrás. Sin embargo no logró ningún apoyo entre la clase obrera, como tampoco pudo conseguir masas después de la guerra».
«Por el contrario», continúa Tuñón, «si que el franquismo resolvió, aunque sólo momentáneamente, otro problema que yo señalo como de los principales, el aniquilamiento de la oposición interior. También logró la modificación de la distribución de la renta a favor de las clases dominantes, mientras que perdió, como decía, a la Iglesia como base de legitimación».
Las cifras de ejecutados y muertos en prisión, a partir de 1939, van desde 190.000, según varios autores anglosajones, a las 22.000 dadas por Salas Larrazábal, historiador del bando vencedor. ¿Cuál es su criterio sobre el tema? «Creo que es imposible, aún hoy, de contabilizar. La cifra de los historiadores es elevada, y la de Salas Larrazábal parece incorrecta, al incluir muertos de la posguerra como defunciones de la contienda. Con todo me inclino por una cifra cercana a los 40.000 muertos, entre consejos de guerra y paseos, en el período 1939-1950. Por poco que se matase, donde fuera y como fuera, podría responderse con aquella frase de Azaña: "Matar es", con la esperanza de ver reducidas las cifras».
Manuel Tuñón de Lara es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Pau.
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