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La Unión Soviética declara zona militar la frontera entre Alemania Oriental y Polonia

La Unión Soviética ha comunicado a los aliados occidentales en Berlín oeste (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) que se ha procedido a declarar «zona militar», hasta el próximo día 9 de diciembre, una franja de treinta a cuarenta kilómetros a lo largo de toda la frontera entre Polonia y la República Democrática Alemana, en territorio de este segundo país. Asimismo, expertos militares occidentales aseguran haber observado un «inusitado movimiento de tropas», tanto en la frontera soviética con Polonia como en las regiones septentrionales de Hungría y Checoslovaquia.

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Por otra parte, la RDA decidió ayer suspender todos los permisos a los soldados del Ejército Popular, mientras la Unión Soviética desmentía que se hubiese procedido a realizar llamamientos de reservistas. Ciudadanos de la RDA han comunicado a informadores occidentales que han observado contingentes militares de Alemania Oriental en marcha hacia el Oder, río que separa a este país respecto de Polonia.La declaración de «zona reservada», o militar, por la Unión Soviética en territorio germano-oriental no es infrecuente, pero tal clasificación va casi siempre unida a un ejercicio táctico en preparación. Lo que llama en esta ocasión la atención de los expertos militares occidentales es que en la actualidad no se preparaba ningún tipo de maniobras, ya que las grandes maniobras de otoño -Fraternidad Armada- tuvieron lugar en una zona limítrofe también con Polonia. Los mismos expertos señalan que de estos movimientos de tropas que se desarrollan desde el pasado fin de semana no cabe extraer conclusiones precipitadas. Según algunas fuentes, ni siquiera hay pruebas concretas sobre un aumento de los efectivos militares soviéticos.

Parecidos movimientos se han observado también en torno al cuartel general de Lvov, en la región militar soviética de los Cárpatos. En esta región deben de concentrarse los reservistas llamados a filas por Moscú en agosto pasado, cuando las huelgas polacas alcanzaban su punto de tensión máximo. Tres meses después Moscú ha desmentido que se hayan realizado llamamientos de reservistas.

Según fuentes norteamericanas cercanas al Ministerio de Asuntos Exteriores, la pasada semana se inició el traslado de estos reservistas, ya entrenados, al cuartel de Lvov, situado a unos cincuenta kilómetros de Polonia y no lejos de las fronteras rumana y checoslovaca. En la misma zona se concentraron las tropas soviéticas días antes de que se produjese la marcha del Pacto de Varsovia sobre Praga, en 1968. La región de los Cárpatos es una de las dieciséis en que se encuentra dividida la Unión Soviética a efectos militares. Según estimaciones occidentales, en ella se hallan acuartelados habitualmente 13.000 soldados distribuidos en siete divisiones.

Nerviosismo norteamericano

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En Washington se sigue con alarma creciente la situación polaca. Los medios informativos estadounidenses, especialmente las principales cadenas de televisión, citan fuentes anónimas del Departamento de Estado y del Pentágono hablando de «signos en aumento» de preparativos de intervención armada por parte de Moscú. El pretexto sería, según estas fuentes, la realización de maniobras del Pacto de Varsovia.

Según la emisora de televisión ABC, en quince días podría producirse una invasión soviética.

Rumores sin posible verificación que circulan en medios periodísticos norteamericanos señalan que los dirigentes de Moscú habrían dado al Gobierno polaco una última oportunidad.

Richard Allen, principal consejero del presidente electo, Reagan, para asuntos internacionales, se limitó a decir ayer, en una entrevista televisada, que tal intervención tendría consecuencias «importantes y duraderas» para el porvenir de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética. «Creo que equivaldría a destruir nuestras relaciones durante mucho tiempo», precisó.

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