Graves problemas de los marineros gallegos enrolados en buques hispano-argentinos

Noventa tripulantes de la provincia de Pontevedra, que habían embarcado en buques de la empresa mixta hispano-argentina Productos del Mar, SA, están ahora en su tierra completamente abandonados por la empresa.Varios de los barcos aportados por empresas españolas a sociedades mixtas pesqueras se encuentran hoy amarrados en puertos de América del Sur, después de haber pasado varios meses de escasa actividad, a pesar de la extraordinaria riqueza de los caladeros a los que se han destinado.

Todos los tripulantes de los pesqueros congeladores Arcos, Ribera Vasca y Aracena han sido desembarcados, y los que han decidido regresar a su país fueron previamente obligados por la empresa Productos del Mar a firmar renuncias voluntarias a su trabajo. Así se recoge en un acta firmada por ellos ante el cónsul español en Bahía Blanca (Argentina), en la que se explica que solamente firmando voluntariamente el finiquito podrían cobrar los haberes que la empresa les adeudaba. Pese a ello, de dichos haberes se les descontaron los billetes de ida y vuelta. La empresa española asociada con la argentina es Armasur, de Cádiz.

En su denuncia ante el cónsul español en Bahía Blanca, los tripulantes explican que la empresa había incumplido su contrato de trabajo y les adeudaba los salarios de junio y julio, que nunca dispusieron de alimentación adecuada y que se han visto obligados a realilzar dos horas extraordinarias diarias sin cobrarlas.

También están amarrados barcos de la empresa hispano-argentina Pescasur, que ha quebrado, en la que participa la razón social Antártida Pesquera Industrial, perteneciente a un grupo que tiene sede en Vigo.

Según fuentes del Sindicato de Comisiones Mariñeiras y de la Federación del Mar de Comisiones Obreras, dieciséis de los veintidós tripulantes del Apis III, perteneciente a Pescasur, afectados por un expediente de regulación de empleo, han sido dados de baja en la Seguridad Social al llegar a Vigo. A algunos de ellos se les abonaron las liquidaciones con cheques sin fondos, lo que llegó a provocar incidentes en las oficinas de la empresa en Vigo.

CIEISA se ve afectada también por esta situación y tiene amarrados barcos en Venezuela y Puerto Príncipe. El retraso en el pago de salarios es también el tema de fondo de las dificultades de sus tripulaciones.

Tripulantes de los barcos Ribera Vasca y Aracena, que han presentado demandas en la Magistratura de Trabajo de Vigo reclamando la rescisión de sus contratos por causas imputables a la empresa, han manifestado a EL PAIS que su situación en Argentina era insufrible: racionamiento de víveres; falta de atención médica, al no abonar Armasur los seguros; constante amenaza del Ejército argentino sobre cualquier reclamación laboral, y desinterés por parte del consulado español. El Aracena llegó a estar dedicado durante dos meses a labores exclusivas de vigilancia pesquera, remitiendo partes sobre la actividad en los caladeros que vigiló a la prefectura naval argentina.

Año y medio en espera de juicio

Los citados marineros afirmaron también que tres compañeros suyos, uno de Santa Eugenia de Ribeira y dos de Vigo, llevan casi año y medio en espera de un juicio, porque una patrulla militar argentina los detuvo y los acusa de supuestos delitos que no han cometido. Al parecer, los tres detenidos, en estado de embriaguez, habían volcado una camioneta de la empresa porque ésta no les pagaba y los mantenía en puerto. Otro marinero, de Moaña (Pontevedra), se vio obligado a dormir durante dos meses debajo de un tren, porque la empresa que lo contrató lo abandonó sin dinero ni alojamiento. Sus compañeros estuvieron haciendo colectas entre las tripulaciones de otros barcos para ayudar a mantenerlo.Según las versiones de estos marineros, los armadores españoles han utilizado las empresas mixtas en las que participan para comprar la pesca a precios argentinos en este país y transportarla a los puertos de Vigo, La Coruña o Huelva, donde se vendía después mucho más cara, aunque a los tripulantes de sus barcos se les abonaron siempre salarios acordes con los precios argentinos.