Amenazada la distensión entre las dos Alemanias
«Un buen regalo para Helmut Schmidt», ha calificado irónicamente el Partido Cristiano Social bávaro (CSU) de Franz Josef Strauss la determinación de las autoridades de la República Democrática Alemana de elevar hasta veinticinco marcos occidentales (mil pesetas) la cantidad mínima diaria y por persona que deberá cambiar necesariamente quien desee visitar la RDA a partir de mañana, lunes. Tal medida ha sido calificada unánimemente por todos los partidos establecidos de la RFA y por las potencias occidentales como un serio impedimento en el proceso de distensión entre los dos Estados alemanes.Para Berlín Este, el incrementar este «impuesto de tránsito», que afecta de un modo especial a los jubilados de la RFA que deseen visitar a sus familiares en la RDA, y en general, a los ochos millones de ciudadanos federales que cada año cruzan ahora la línea de demarcación interalemana, se debe a la tendencia inflacionaria del marco occidental.
Esta misma semana, con ocasión del 31 aniversario de la creación de la RDA, el jefe del partido socialista unificado de este país, Erich Honecker, denunció el «intervencionismo» de la RFA en los asuntos polacos, y esta denuncia se interpretó en Bonn como indicio de que Berlín Este sigue temiendo el contagio polaco. El pasado año visitaron la RDA cinco millones de polacos.
El cambio operado en Polonia a raíz de las huelgas del verano parece suscitar en el aparato político de la RDA el temor a verse desplazada a un segundo puesto, justamente detrás de Polonia, en los planes de cooperación de Bonn con los países del este europeo. No deja de resultar sintomático el que la decisión de Berlín Oriental respecto del «impuesto turístico» apenas diste unas horas de la firma de un acuerdo de asistencia financiera suscrito en Francfort entre el ministro polaco de Finanzas, Marian Krzak, y un consorcio bancario.
Por este acuerdo, Varsovia se beneficia de un crédito de 1.200 millones de marcos, de los que ochocientos quedan a libre disposición, aunque una parte se destine a compras en la RFA, y el resto, hasta cuatrocientos millones, se invertirá en promocionar la minería del carbón, producto del que Polonia deberá suministrar a la RFA 800.000 toneladas anuales.
Berlín Oriental ha esperado a que Helmut Schmidt fuese confirmado en la cancillería para decretar este nuevo obstáculo en el panorama de la ostpolitik, pero esta arriesgada maniobra quizá no cuenta con que Schmidt no sea ya el mismo de antes, debido al aumento de peso específico de los liberales, que podrían forzar un frenazo respecto de las relaciones con países como la RDA, a cambio de reactivar los contactos con otros países orientales, como Polonia o Hungría.
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