La supervivencia del eusquera depende de su unificación
Prosiguen en Bilbao los encuentros internacionales de vascólogos
La supervivencia del eusquera, directamente relacionada con su capacidad de adaptación al mundo moderno, por una parte, y a la aceptación de una norma común por encima de la variedad dialéctica, por otra, es el tema que subyace en las intervenciones de los investigadores de una decena de países convocados por los Encuentros Internacionales de Vascólogos, que continuaron ayer en la Universidad de Bilbao con la exposición del lingüista francés André Martinet.
Para el profesor de Lingüística de la Sorbona, el interés de sabios y eruditos de todos los países por la lengua de los vascos, iniciado por el prusiano Guillermo de Humboldt hace casi dos siglos, está más que justificado por las características tan singulares del eusquera, comenzando por el hecho de constituir la única lengua preindoeuropea hablada en nuestro continente. «Su estructura interna, y en particular la disposición en la frase del sujeto -que no es el que realiza la acción, sino el que la recibe o soporta-, puede encontrar paralelos en lenguas como la esquimal, la maya o algunas hablas caucásicas, pero no en cualquiera de los idiomas que se hablan o han hablado en Europa», señaló Martinet en una conversación con los periodistas, instantes después de finalizar su exposición sobre La fonología sincrónica y diacrónica del vasco.Hasta los años treinta de nuestro siglo, los lingüistas se interesaron en general en el estudio comparativo de las lenguas para intentar rastrear su historia. Posteriormente, los esfuerzos de los investigadores se dirigieron más bien hacia la descripción sincrónica de las lenguas tal como son realmente habladas en un momento dado. André Martinet confiesa haber intentado aproximar ambos puntos de vista, combinando el análisis sincrónico de las lenguas vivas y el rastreo de su evolución histórica, método que le ha hecho confirmar su hipótesis de que «una lengua cambia porque funciona».
Fórmula común
Respecto al futuro del eusquera, Martinet comparte la opinión de la mayoría de los especialistas vascos sobre la necesidad de encontrar una fórmula común, una norma, que unifique los diversos dialectos en una sola lengua escrita. Sin embargo, se muestra particularmente cauto sobre la táctica a seguir en la enseñanza, mostrándose partidario de diversificar el método según la situación sociolingüística de ca da zona. «No es evidente», opinó al respecto, «que los niños de una zona donde hasta hace una o dos generaciones se ha hablado alguna de las variedades dialectales del eusquera, deban recibir la enseñanza del vasco unificado, sino aquella modalidad que con más facilidad les permita comunicarse con su entorno. Paralelamente, debe iniciarse al niño en el conocimiento de la norma común, a un nivel elemental y tratando de evitar complicaciones léxicas excesivas».La opinión de la Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindía), institución que descie el congreso de Aránzazu, en 1968, se ha convertido en principal impulsora de la unificación del eusquera, es que, en las condiciones actuales, sería suicida diversificar la enseñanza del idioma. Teniendo en cuenta que los eusquerohablantes suponen actualmente poco más del 20% de la población, y dada la escasez de medios humanos y económicos con que se cuenta para el proceso de recuperación lingüística, hay que establecer una línea clara de prioridades, que estaría hoy, en su opinión, en la concentración de esfuerzos y medios en dirección a la ensenanza del eusquera batua (unificado). Cualquier otra fórmula obligaría a multiplicar los métodos, cursillos para enseñantes, etcétera, dispersanso potencialidades y atrasando un proceso de normalización que, para ser efectivo, debe culminar en plazos de tiempo no demasiado dilatados.
Algunos sectores partidarios de la unificación no dejan de reconocer, sin embargo, que en una primera etapa ha podido quizá haber cierta rigidez en los planteamientos, y defienden hoy fórmulas como la de combinar la enseñanza del batua con la familiarización del niño con lecturas elementales escritas en los dialectos dominantes en su zona de origen.
Estos mismos sectores lamentan hoy igualmente que ciertos radicalismos iniciales y falta de pedagogía a la hora de presentar su propuesta de unificación hayan podido favorecer el eco alcanzado en algunos medios, particularmente rurales, por las posiciones de rechazo frontal al batua, propugnadas por ciertos grupos caracterizados por su conservadurismo social e integrismo religioso.
Estos grupos -identificables a través de publicaciones como Agur y Goiz Argi, cuyas expresiones políticas actuales serían el sector ormaza del PNV y el sindicato ELA (A)- basan parte de su argumentación en las opiniones linguísticas de Sabino Arana, cuya herencia reivindican. El hecho de que entre los primeros impulsores de la unificación del eusquera figurasen algunos destacados dirigentes de ETA de los años sesenta (como Federico Krutwig y José Luis Alvarez Enparantza, entre otros) ha solido ser utilizado por los sectores opuestos al batua como un argumento adicional contra lo que consideraban una desviación modernista de la línea trazada por el fundador del nacionalismo vasco. La tesis de la potenciación del eusquera unificado es defendida hoy, sin embargo, por la inmensa mayoría de los lingüistas de prestigio, empezando por KoIdo Mitxelena, primera autoridad mundial en la materia y militante del PNV.
Ovación a Tovar
En la jornada de hoy, tercera desde el inicio de los encuentros, la intervención más esperada es, la de Antonio Tovar. El especialísimo aplauso recibido en la jornada inaugural por el ex rector de Salamanca -donde, por iniciativa suya, fue creada en los años sesenta la primera cátedra de eusquera existente en España, que ocupó durante años Mitxelena- constituyó un reconocimiento de su labor, iniciada hace más de treinta años, en pro del desarrollo de la más antigua lengua de la Península. En unas declaraciones publicadas esta misma semana por la revista Ere, Tovar reconoce que su interés por la lengua vasca fue inicialmente político, y determinado particularmente por la persecución de que fue objeto tras la guerra civil, y por ser consciente de que «si aspiramos a una comprensión del tema vasco tenemos que partir de un conocimiento de layealidad, aportando cada uno desde su parcela de conocimiento».
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