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Los recuperados noticieros que contaron la Guerra Civil en EE UU: “Una nación dividida que amenaza con destruirse a sí misma”

Una fundación digitaliza las cerca de 300 filmaciones que la Corporación Hearst grabó durante el conflicto y se proyectaban en los cines estadounidenses

Milicianos apostados en la localidad de Guadarrama (Madrid), en una imagen del noticiero de la Corporación Hearst del 10 de agosto de 1936.Foto: The UCLA—Packard Humanities Institute Hearst Newsreel Project
Manuel Morales

“Matar o morir es el lema de ambos bandos mientras españoles luchan contra españoles”, decía la engolada voz en off del noticiario que se pasaba antes de ver, por ejemplo, La fuga de Tarzán, protagonizada por Johnny Weissmuller. El público estadounidense se informaba en las salas de cine de lo que ocurría en su país y en el resto del mundo a razón de un par de noticieros por semana, cada uno con entre cinco y nueve historias. Esas filmaciones de la Corporación Hearst (la del magnate que Orson Welles convirtió en Charles Foster Kane en Ciudadano Kane) se emitieron en cines de todo el país desde 1929 hasta 1967, cuando otro medio, la televisión, se adueñó de los hogares.

En 1981, las cintas “fueron donadas por Hearst a la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), donde no estaban en condiciones muy óptimas de almacenamiento”, dice por teléfono la historiadora española Silvia Ribelles, que ha trabajado los dos últimos años para The Packard Humanities Institute, fundación dedicada a las humanidades que pertenece a la tecnológica HP. Esta institución, tras un acuerdo con la UCLA, se está encargando de restaurar y digitalizar las películas y subirlas a la web newsreels.net, donde se pueden ver gratuitamente.

Ese conjunto “de miles de filmaciones, que suman nueve millones de metros de película”, añade Ribelles, contaron hechos históricos como la II Guerra Mundial, las sucesivas campañas presidenciales en EE UU o el inacabable conflicto árabe-israelí, aunque recogían imágenes desde finales del siglo XIX. La web newsreels.net ofrece la opción de verlas por temas: comunismo, energía atómica, espacio, moda, realeza, beisbol... Ribelles apunta, no obstante, que su próxima tarea será que haya una web solo con las grabaciones sobre la Guerra Civil.

Franco, saludando a la multitud en Burgos, el 24 de agosto de 1936. Foto: The UCLA—Packard Humanities Institute Hearst Newsreel Project

Para los investigadores y público español interesan más las 288 filmaciones sobre la Guerra Civil, cuya duración oscila entre un minuto y los 26 minutos de la que mostraba la situación en el frente de Bizkaia. La primera referencia al conflicto está en el noticiero del 27 de julio de 1936 (nueve días después del fallido golpe de Estado), con el título de “España cierra la frontera mientras se agrava la revuelta”. Son imágenes sin sonido de un vídeo cuya descripción señala: “Una nación aislada y devastada por la guerra. Buques de guerra estadounidenses llegan para rescatar a los refugiados”. Son apenas 40 segundos de personas que pasan la frontera con Francia por Irún. Para ver los primeros momentos de guerra hay que saltar al noticiero del 10 de agosto, en el que, con música dramática de fondo, se ve a jóvenes milicianos en Madrid, ellos y ellas, algunos adolescentes, tomando posiciones en la sierra de Guadarrama.

“Estos noticieros se pasaban en los cines de la compañía Metro-Goldwyn-Mayer”, señala Ribelles, que presentó los resultados de este trabajo recientemente en Madrid. Para poder ver ahora este material, incluidos los descartes —que no se emitieron y carecen de sonido, excepto uno—, “primero se limpiaron las películas, luego se pasaron del formato de 35 milímetros a soporte digital y finalmente se volcaron en la web”. “Luego hubo una segunda fase, ya en digital, en la que se volvieron a limpiar de ruidos”, explica Ribelles, cuya tesis doctoral trató sobre la labor humanitaria de la “Marina real británica en puertos de Asturias durante la guerra, cuando mercantes británicos protegidos por la Royal Navy sacaron a unas 46.000 personas”.

Soldados del bando sublevado celebran la toma de Irún, en una imagen del 14 de septiembre de 1936.
Soldados del bando sublevado celebran la toma de Irún, en una imagen del 14 de septiembre de 1936.The UCLA—Packard Humanities Institute Hearst Newsreel Project

En una de las filmaciones, del 3 de agosto de 1936, se ve a una multitud en la plaza del Castillo de Pamplona despidiendo a los que parten a la guerra. “La Iglesia da su bendición y voluntarios rebeldes, tanto hombres como mujeres, se alistan en la guerra civil española, que ya se ha cobrado miles de vidas y dejado en ruinas a muchas ciudades”, cuenta el locutor. A continuación, se pasan imágenes de los ataques a sacerdotes e iglesias: “Los odios engendrados no perdonan a nadie”.

Del material inédito la historiadora destaca las imágenes de un militar leal a la República que murió en los primeros días de la guerra, Augusto Pérez Garmendia, comandante del Estado Mayor en Oviedo. Pérez Garmendia fue herido en Oiartzun (Gipuzkoa) y atrapado por los sublevados. “La película despeja dudas sobre su captura”. Un testimonio gráfico con el que Ribelles se “percató por primera vez del valor que podían tener esos descartes”. También subraya los que muestran escenas en retaguardia, “especialmente la vida cotidiana de los ciudadanos y de los soldados de ambos bandos”.

Reparto de pan para refugiados españoles en la frontera con Francia, en el noticiero del 8 de febrero de 1939.Foto: The UCLA—Packard Humanities Institute Hearst Newsreel Project

Lógicamente, en numerosas grabaciones el acento informativo se ponía en todo lo relacionado con los intereses de EE UU o sus ciudadanos, como cuando se recogen unas declaraciones del embajador de Estados Unidos, Claude G. Bowers: “Se están haciendo todos los esfuerzos posibles [...] para evacuar a los americanos de los puntos de peligro”. Más adelante, el narrador explica: “Muchos [estadounidenses] estaban en viaje de vacaciones, tranquilos, cuando el infierno de la guerra estalló a su alrededor. Están asustados, pero dan gracias por estar ya fuera de la tierra donde nadie sabe cuándo puede llegar el final”. También se recoge el estado de alerta en el que otros países neutrales se encontraban ante la situación en España: “Bajo el ceñudo Peñón de Gibraltar, los cañones [de buques de guerra del Reino Unido] están listos para defender el dominio británico del Mediterráneo”.

Solo un mes después del estallido de la guerra se informa de que, según la Cruz Roja, el conflicto “se ha cobrado más de 35.000 vidas”. “Es una guerra sin piedad. No hay reglas”. “La desolación y la muerte se vuelven algo común. Una nación dividida que amenaza con destruirse a sí misma”. La Corporación Hearst presume de que sus reporteros toman “escenas reales de combates en todas partes, en los frentes rebelde y gubernamental” y, a la vez, “escenas conmovedoras de refugiados que huyen a Hendaya, en Francia, obligados a abandonar sus hogares”.

Cuando llega el final de la guerra, una grabación del 29 de marzo de 1939 da cuenta de que en Madrid ha reinado “un terror indescriptible” por los ataques aéreos, que “han asaltado casi a diario la desventurada capital de España”. La voz en off adopta un tono elegíaco: “Una tierra de miedo y desesperación, en la que las llamas de un conflicto despiadado consumieron ciudades enteras”. Y vaticina lo que podía suceder al pueblo español mientras se ve a soldados de Franco repartiendo pedazos de pan entre la hambrienta población de la capital: “Tras la rendición de Madrid, llega la paz. No saben lo que puede presagiar la victoria de Franco, pero la paz les trae hoy pan en lugar de balas”. Quedaban años de muchas balas y poco pan.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.
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