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El cadáver de la súbdita argentina Noemí Gianotti de Molfino fue identificado ayer por sus hijos

Los hijos de la súbdita argentina Noemí Gianotti de Molfino, Alejandra y Gustavo, reconocieron, ante el juez instructor del caso, el cadáver de su madre en la exhumación practicada ayer en el cementerio de La Almudena, en donde la fallecida había recibido sepultura el pasado 29 de julio, bajo el nombre de María del Carmen Sáenz. Uno de los detalles que condujo al reconocimiento inmediato del cadáver por parte de ambos hermanos fue la apreciación, en uno de los pies, de un pequeño defecto óseo que la fallecida poseía.

La exhumación del cadáver se inició sobre las once de la mañana en una fosa común del cementerio de la Almudena. Para extraer los restos mortales de Noemí Gianotti hubieron de ser depositados en el exterior hasta tres féretros más pertenecientes a inhumaciones posteriores a la de la súbdita argentina.Entre un fuerte y desagradable hedor, el juez, a quien acompañaban varios funcionarios judiciales y un equipo forense, ordenó que se abriera el féretro. El cuerpo de Noemí Gianotti aparecía desnudo y en avanzado estado de putrefacción. Junto al cadáver se encontraba una bolsa de plástico conteniendo ropa de la fallecida.

El féretro fue trasladado en un furgón al depósito de cadáveres del propio cementerio, adonde, ante la presencia del juez, pasaron para su reconocimiento, por separado, los dos hijos de la fallecida, a quienes acompañaba el diputado socialista Y abogado del caso, Pablo Castellano.

El reconocimiento duró alrededor de cinco minutos. Alejandra y Gustavo Molfino, visiblemente afectados, fueron preguntados de nuevo por el juez, esta vez fuera del depósito de cadáveres, si tenían alguna duda sobre el reconocimiento de su madre, a lo que contestaron que no. Ambos, que se negaron a hacer declaraciones, se introdujeron posteriormente en un automóvil, en el que se dirigieron al despacho de su abogado.

Pablo Castellano confirmó a EL PAIS que los dos hijos habían reconocido ante el juez que el cadáver desenterrado pertenece a su madre e indicó que «es ahora el juez quien, tras la exhumación, continúa la instrucción del sumario y la investigación de los muchos puntos oscuros que todavía existen sobre el caso, desde el día en que fue secuestrada en Lima hasta su muerte en Madrid, un mes y unos días después».

Por su parte, Eduardo Duhalde, miembro de la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU), presente en el cementerio, señaló que su organización sostiene que «el cadáver exhumado pertenece a la misma persona que fue secuestrada en Perú (Lima), el 12 de junio pasado, por miembros del Ejército argentino» y precisó que confiaba en la policía y en la justicia española para el esclarecimiento de su muerte.

«Para nosotros, teniendo en cuenta que esta señora no ha recuperado en ningún momento la libertad, ésta es una acción criminal que comienza en Perú y concluye en Madrid, y cuya responsabilidad está dada en la identidad de sus secuestradores».

El abogado Pablo Castellano piensa que, el caso, tras este giro que termina con la identificación del cadáver por parte de sus hijos, se sitúa donde se inició: «En el día en que apareció muerta en un apartamento de Madrid».

Según supo este periódico, en los próximos días se van a iniciar gestiones en torno al alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, para la adquisición de una sepultura de propiedad, cuyos gastos serán, al parecer, sufragados por miembros de la colonia de exiliados argentinos y simpatizantes de éstos. A principios del próximo mes, la Comisión Argentina de Derechos Humanos organizará un funeral en memoria de Noemí Gianotti.

Gustavo y Alejandra Molfino volverán probablemente a declarar ante el juez hoy, martes, y, entre otras cosas, firmarán el acta certificando el reconocimiento del cadáver, que no pudieron realizar ayer.

Una posible segunda autopsia

Confirmado el hecho de que, efectivamente, el cadáver encontrado el pasado día 21 de julio en un apartamento de la calle del Tutor, 37, corresponde a la súbdita argentina Noemí Gianotti de Molfino, el juez que lleva el caso podría ordenar en breve la práctica de una segunda autopsia, realizada esta vez con las vísceras de la fallecida, que, tras la primera autopsia, fueron depositadas, a instancias del abogado de la familia, Pablo Castellano. en el Instituto Toxicológico madrileño.De esta forma podría despejarse una de las principales incógnitas del caso Molfino: si Noemí murió a consecuencia de una ataque cardiaco, como apunta la autopsia ya practicada, o si, como presumen los exiliados argentinos en Madrid, su muerte pudo haber sido provocada.

La autopsia practicada en el Instituto Anatómico Forense reveló la posibilidad de unos factores exógenos en la afección cardiovascular. Un especialista en medicina forense relacionado con el caso Molfino reveló que dichos factores exógenos no tenían que presuponer necesariamente la existencia de algún hecho delictivo, y que suele ser práctica habitual en algunos casos de muerte por afecciones cardiovasculares y respiratorias que el forense dictamine tales factores. Entre éstos, añadió, puede estar el no haber sido atendida adecuadamente, posibles alteraciones en el organismo de las víctimas por otras complicaciones y varios más.

En concreto, a Noemí Gianotti -cuando aún se desconocía su identidad y pasaba por ser María del Carmen Sáenz, gracias a un pasaporte que utilizó para entrar en España el 18 de julio último- se le practicó una autopsia rutinaria. Esto es. se le hicieron pruebas para comprobar si el paro cardiaco podría ser originado por influencia de arsénico, monóxido de carbono o cianuro. Lo que resultó negativo.

Posteriormente, el cadáver estuvo depositado en el Instituto Anatómico Forense hasta el día 29 de julio, en que el juez que lleva el caso ordenó su entierro con el nombre de María del Carmen Sáenz. En los ocho días en que estuvo en ese instituto, según consta en los archivos del mismo, el cadáver no fue reconocido absolutamente por nadie. No existen normas legales al respecto y un cadáver puede permanecer en el instituto el tiempo que cada juez estime necesario, ya que, por otra parte, no existen problemas de putrefacción.

El hecho de que en sólo dos días (los que median del 19 de julio, fecha de la muerte, hasta el 21 de julio, fecha en que fue descubierto el cadáver) éste se hallase en avanzado estado de putrefacción se debe a que Noemí había sido recientemente operada de un proceso biliar, que aceleró la putrefacción, además del fuerte calor reinante esos días en Madrid. Noemí estaba además -en contra de lo publicado hasta ahora- recubierta por una manta en la habitación 604 de los apartamentos Murallo, que alquiló el mismo día 19, en compañía de dos hombres más jóvenes que ella.

Las vísceras, algo defectuosas

Según uno de los forenses que atiende el caso, «es difícil que en una autopsia se le escape a un profesional algún detalle revelador de una posible muerte provocada, aun cuando ello pudiera ser posible. Pero yo me inclino a creer que la citada Noemí muriera por causas naturales», agregó.Aun cuando las vísceras del cadáver de Noemí se encuentren desde hace más de un mes en el Instituto Toxicológico, especialistas consultados se refirieron a que aquéllas están perfectamente conservadas, aunque añadieron que el ácido cianhídrico, por ser gaseoso, pudiera haberse volatilizado, al igual que las cervicales (clave para conocer una posible intoxicación) pudieran hallarse algo deterioradas. Según estos especialistas, la autopsia es posible.

Los hijos de la fallecida podrían provocar que el juez -o bien a instancia de éste- ordenara la segunda autopsia, fundamental para confirmar o desmentir la información inicial, en el sentido de que Noemí murió por afección cardiovascular natural, con posibles factores exógenos. El caso Molfino, mientras tanto, sigue teniendo numerosas lagunas para su comprensión, aunque el juez no lo ha dado por cerrado.

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