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La crisis político-social en Polonia

El Gobierno trata de romper el frente unido de los huelguistas

La crisis politico-social que vive Polonia continuó ayer con la extensión de la huelga a 260 empresas del litoral báltico y paros en otras zonas del país, mientras las autoridades tratan de romper el frente unido de los huelguistas y forzar la negociación factoría por factoría. Una falsa alarma sobre la supuesta entrada de tropas soviéticas en Polonia constituyó el incidente más resaltable de la jornada.

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La agencia France Presse, recogiendo una información de la agencia alemana occidental DPA, informaba a primeras horas de la tarde que un radioaficionado polaco había anunciado la entrada del Ejército de la URSS, a las seis de la madrugada, en Polonia. Un portavoz oficial del Gobierno polaco desmintió al rato esta información, a la que calificó de «mentira». El portavoz añadió que «no está excluido que se estén celebrando maniobras militares en el interior del país, sin que se tratara de una intervención».Por su parte, un alto funcionario del Pentágono norteamericano desmintió formalmente en Washington las informaciones procedentes de Berlín Occidental, referentes a la supuesta invasión. «No se ha registrado ningún movimiento extraño de tropas», explicó. Fuentes militares estadounidenses señalan que la URSS dispone ya de dos divisiones motorizadas, de más de 12.000 hombres cada una, en Polonia.

Todas las informaciones procedentes de Gdansk y Szcezin hablan de tranquilidad en las calles y una presencia policial no exagerada, que se limita a realizar controles de identidad. Sin embargo, la radio nacional polaca ha anunciado que en Szcezin los ciudadanos, atemorizados, han empezado a acaparar alimentos, y las autoridades habían tenido que hacer un llamamiento a la calma.

En el terreno político, el comité interempresarial de huelga ordenó ayer a las fábricas de la región del Báltico no negociar de forma individual con el Gobierno polaco, al que acusó de emplear «tácticas capitalistas» para dividir a los obreros. Esta petición se ha producido después de que las autoridades lograran, abrir una brecha en el frente de huelga y negociar con los comités de huelga de varias empresas.

Radio Gdansk informó que en las reuniones «se llegó a un acuerdo sobre mejoras laborales», pero posteriormente los representantes de las diecisiete empresas que al parecer han iniciado estos contactos con la comisión gubernamental dijeron que el Gobierno sólo había ofrecido aumentos salariales, que fueron rechazados.

Problemas

La emisora añadió que durante las entrevistas «surgieron ciertos problemas que deberán ser estudiados por las autoridades estatales», probablemente el Comité Central del Partido Comunista. El dirigente de los sindicatos oficiales, Jan Szylolak se entrevistó ayer con representantes de catorce fábricas, a los que dijo que «fuerzas ajenas a los astilleros estaban intentando sembrar el pánico en Polonia».Informó también a los obreros que «las autoridades no están dispuestas a ceder su poder ni a compartirlo con nadie».

Todos los representantes del comité de huelga han renunciado a su afiliación a los sindicatos oficiales. En Gdansk y su zona industrial el paro es casi general. Frente a los astilleros Lenin, convertidos en cuartel general del movimiento, los obreros colocaron ayer una cruz de grandes dimensiones y pusieron nuevas flores a los retratos del Papa y de la Virgen que figuran desde hace varios días en las puértas de entrada de la factoría.

La oleada reivindicativa se extiende a otras regiones del país. Un portavoz oficial confirmó que el martes se registró un paro de dos horas en cuatro fábricas metalúrgicas de Nowa Huta, que, con sus 40.000 obreros, constituye el segundo centro industrial de Polonia. A última hora de ayer corrían insistentes rumores por Varsovia sobre un proyecto de huelga general en la capital para mañana. Al parecer, esta huelga afectará a los suministros de agua y electricidad, a los transportes públicos y a otros sectores de gran importancia.

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