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Estados Unidos desea potenciar su presencia militar en Portugal

El presidente norteamericano, Jimmy Carter, abandonó ayer, a las cinco de la tarde, hora de Madrid, el continente europeo, tras una escala de siete horas en Lisboa, donde se entrevistó con las principales figuras políticas portuguesas, a las que expresó el deseo de potenciar la presencia militar norteamericana en suelo luso. En el comunicado final del encuentro oficial entre el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, y el presidente de Portugal, general Ramalho Eanes, quedó de manifiesto la solidaridad entre ambos estadistas para mantener y reforzar la cohesión de la Alianza Atlántica (OTAN). Aunque no figuró en el comunicado final sobre las conversaciones de Carter en Lisboa, no es ningún secreto que Washington desea potenciar su presencia militar en la Península Ibérica.

Portugal, Estado miembro de la OTAN, que permaneció en todo momento como socio de pleno derecho, incluso en los momentos más radicales de su pasado sistema político dictatorial, ofrece facilidades militares a EE UU. Destaca, en especial la base de Lajes, en las Azores: de capital importancia para la estrategia defensiva de EE UU en caso de conflicto con el este europeo o en la zona de Oriente Próximo, como demostró la guerra árabe-israelí del Yom Kipur, en 1973, momento en que los bombarderos estadounidenses contaron con la escala de las Azores.Lisboa desea incrementar la ayuda en material militar de EE UU, aviones de caza, fragatas y helicópteros de manera especial. Como contrapartida, el Gobierno portugués permitiría la instalación de una base permanente naval estadounidense, con caladero capaz de acoger a. un portaviones, posiblemente en el puerto de Sines, situado a unos cuarenta kilómetros al sur de la capital portuguesa.

Estados Unidos también muestra particular interés por los conocimientos del Ejército portugués en el continente africano, buen conocedor del terreno gracias a su pasada experiencia colonial.

Necesidad militar de Portugal

El planteamiento de los analistas militares de EE UU respecto a Portugal no tiene nada de particular, en un momento en que las tensiones internacionales entre las dos grandes potencias escapan a la esfera de las tradicionales «zonas» protegidas por los pactos militares, la OTAN en el Atlántico norte y el Pacto de Varsovia en el este de Europa. En repetidas ocasiones, los responsables de la OTAN en Bruselas y del Pentágono en Washington han expuesto su preocupación por una eventual penetración soviética en el continente. africano cuyas intenciones quedaron patentes en los conflictos de Angola con ayuda soviético-cubana.

Junto a la eventual. instalación en Sines de un portaviones como base flotante, EE UU está interesado además en prorrogar y mejorar las instalaciones de la base de Lajes (Azores) y utiliza la de Beja, base portuguesa utilizada por la República Federal de Alemania, por un acuerdo especial.

El comunicado de la visita, exclusivamente referido a cuestiones internacionales y de organismos a los que pertenecen Portugal y EE UU, no alude a la posibilidad de una ampliación d las bases estadounidenses en territorio lusitano.

Por su parte, las autoridades portuguesas reclaman mayores ayudas económicas estadounidenses, a fondo perdido, con el propósito de equipar con un mínimo de infraestructuras (hospitales, viviendas, autopistas) a este país. Lisboa se ha fijado en el caso español al solicitar a Washington más ayudas y menos préstamos, por bajo que sea el interés y largo el plazo de devolución.

La crisis en Afganistán, en proceso de una posible solución política, la región de «interés vital» que supone para los países occidentales el «mar» de petróleo del golfo Pérsico y la tradicional tensión árabe-israelí potencian el papel de las bases de EEUU en territorio portugués. Modernizarlas y reforzarlas, con compensaciones en material militar y ayuda financiera a Portugal, podría ser la continuación futura de los resultados positivos de la estancia de siete horas del presidente Carter en Lisboa.

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