Periodistas holandeses, ametrallados por la policía salvadoreña

El Gobierno salvadoreño ha prorrogado por un mes el estado de sitio en todo el país, lo que significa la suspensión de las garantías constitucionales sobre libertad de prensa, libertad de reunión e inviolabilidad de domicilio. Washington, mientras tanto, ha aprobado definitivamente un paquete de ayuda militar a la Junta de Gobierno, por valor de cuatrocientos millones de pesetas.

El último incidente violento en la capital salvadoreña, que viene a avivar la posibilidad de una crisis de la Junta de Gobierno, ha sido el ametrallamiento por fuerzas de seguridad de un automóvil en el que viajaban cinco periodistas holandeses. Dos de ellos resultaron levemente heridos.El grupo de periodistas de la televisión holandesa, que se desplazaba en automóvil, fue ametrallado por un retén policial en la noche del martes, después de haber acreditado su profesión mediante los correspondientes documentos. El automóvil de los corresponsales recibió diecinueve impactos de bala.

Los enviados especiales presentes en El Salvador para cubrir los sucesos de este país presentaron una protesta formal por el incidente ante la Junta de Gobierno. José Napoleón Duarte, integrante de la Junta, ha prometido una investigación a fondo de los hechos. En iguales términos se expresó el Estado Mayor de las fuerzas armadas.

Los disparos fueron hechos después de que los miembros del retén militar hubieran comprobado la profesión de los ocupantes del vehículo detenido y sin que se produjera, según los informadores, el más mínimo incidente entre ellos y los soldados. Es preciso recordar que no existe ninguna restricción al tráfico nocturno en San Salvador, y que en ningún momento se ha impuesto el toque de queda.

El Gobierno de los Países Bajos ha enviado una enérgica protesta verbal a la Junta de Gobierno por la agresión sufrida por los informadores. Por su parte, la cadena televisiva Vara, para la que trabajan, se ha dirigido al ministro de Asuntos Exteriores pidiendo garantías de seguridad para sus hombres y la necesaria asistencia médica y administrativa.

En las últimas horas se han producido varios incidentes violentos. El embajador de Guatemala en este país, Carlos Lemus, fue atacado a tiros por un grupo desconocidos. El diplomático, que iba armado y protegido con un chaleco antibalas, repelió el ataque y solamente recibió heridas leves en el brazo.

De la misma forma escapó a otro atentado similar, producido en la mañana de ayer, el ex ministro del Interior coronel Agustín Martínez Varela. Parece que las autoridades salvadoreñas tenían pensado no prorrogar el estado de sitio, pero los últimos incidentes les han hecho cambiar de opinión.

Los últimos pronunciamientos sobre los sucesos del domingo han sido los hechos por el embajador de Estados Unidos aquí y por la Conferencia Episcopal de El Salvador.

El diplomático norteamericano, Robert White, ya famoso en El Salvador por su locuacidad (recuérdese el reciente caso de la muerte de Juan Chacón, secretario general del Bloque Popular Revolucionario, insistentemente repetida por White mientras Chacón estaba vivo y coleando), ha responsabilizado de los hechos a la izquierda salvadoreña. En su declaración de apoyo a la Junta, White culpó de la matanza a la Coordinadora Revolucionaria de Masas.