Tensiones internas en Convergencia y en el PSC pueden dificultar las alianzas para la Generalidad

Todos los partidos catalanes concurrieron a las elecciones con propuestas poselectorales confusas e imprecisas. Por ello, cuando aún se desconocían los resultados de los comicios, las direcciones de varios partidos estaban divididas respecto a qué postura adoptar. Las mayores tensiones se apreciaban en los partidos con mayor protagonismo electoral: el de Pujol y los socialistas.El partido de Pujol está dividido entre quienes propugnan un acuerdo con los socialistas y quienes lo desean con UCD a nivel eatalán y, por extensión, a nivel español. El defensor de un acuerdo con UCD es Miquel Roca Junyent, quien de ese modo podría pasar a ocupar una cartera en el Gobierno central, en el caso de una hipotética entrada de los nacionalistas catalanes en una remodelación ministerial.

Esta postura no es compartida por el presidente del partido, Ramón Trías Fargas, quien defiende que,en cualquier caso, debe darse un amplio.debate interno sobre las diversas opciones. Ello se contrapone al carácter reservado de los contactos mantenidos sistemáticamente por Roca con altas personalidades del Gobierno.

En abierta oposición a Roca, pero por otra razones, aparece también Josep M. Cullell, cuyas posturas recientes habían sido precisamente de coincidencia con Roca. Hasta hace un año, Cullell representaba el sector más catalanista de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), y Roca, el más españolista. Pero ambos dirigentes se unieron en contra de Ramón Trías Fargas cuando el partido de este último se fusionó con CDC. Con motivo de las elecciones municipales, Roca y Cullell habían propugnado la misma postura de entendimiento con la izquierda, en contra de los recelos expresados por Trías, quien pasó a ser el representante del sector «histórico» del partido, pese a su reciente ingreso, por fusión, en el mismo.

El fin de la coincidencia entre Roca y Cullell viene dado por el hecho de que Cullell propugna un entendimiento con los socialistas a la hora de formar el Gobierno de la Generalidad. Cullell pasaría a ocupar una consejería en ese hipotético Gobierno catalán de socialistas y nacionalistas.

Los partidarios de Ramón Trías Fargas critican sin matices la decisión de Jordi Pujol de anunciar la candidatura del primero para representar al partido en. el futuro Gobierno autonómico, en condición de máximo responsable de los temas económicos. Los partidarios de Trías afirman que, al anunciar este propósito en la Cámara de Comercio de Barcelona, Jordi Pujol situaba a Trías en una mala posición, ya que, de hecho, existe un pacto tácito entre Pujol y la izquierda para que la mencionada función la desempeñe el industrial Pedro Durán Farell. Por su parte, Trías Fargas no ambicionaba dicho cargo, lo cual agrava aún más el hecho de que, aparentemente, Trías pueda parecer como el perdedor en una presunta competición en la que no participó. Estas tensiones explicarían en parte la controvertida intervención de Trías sobre un «Estado catalán» en el mitin de su partido del pasado domingo. Obviamente, aquella alusión disgustó a Roca, por afectar a su propósito de pacto con UCD.

Por parte de los socialistas, su principal deseo, ya anunciado repetidamente en estas páginas, es la formación de un Gobierno socialista minoritario que obtuviese, apoyos hacia la derecha (con la presencia de Durán Farell, Josep M. Castellet o Max Caliner) y hacia la izquierda (con Manuel Ribas Piera). Pero esta intención está fimítada por la política de UGT, que se muestra muy reacia a aceptar cualquier pérdida de protagonismo por parte del Partido Socialista. Obrero Español.

Desde UGT se rechaza todo acercamiento a los comunistas, debido a la muy dura y permanente confrontación entre UGT y CCOO. Pero UGT también se opone a los acercamientos a Pujol, con expresiones de tono mucho más duro que las propias del Partido Socialista. «UGT de Cataluña», afirmaba una declaración electoral de la central socialista, «se reafirma en su propósito de que ningún voto obrero sirva para engrosar la fuerza electorabde los partidos burgueses (UCD y Convergencia), puesto que su presencia en la Generalidad haría imposible el proyecto de sociedad que UGT defiende.»