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Un proyecto sin números

«Ni el más leve rastro de preocupación económica puede hallarse en el proyecto de reforma sanitaria que el Gobierno dio a luz el pasado mes de octubre, y que sigue siendo motivo de perplejidad para expertos y profanos. Como una fantasía infantil, el proyecto formula deseos, piensa cambios y dibuja supuestos remedios mágicos sin hacer una sola estimación financiera ni ofrecer un dato estadístico. El proyecto carece de cualquier apoyatura numérica. Falta, incluso, un perfil, siquiera mínimo, de la realidad actual, de dónde estamos y de cómo estamos en el campo sanitario.Una cuestión tan compleja como es la reforma del aparato sanitario de un país de cerca de 38 millones de seres se aparta de la racionalidad más elemental, y así, el propio proyecto destruye todas sus posibilidades de crédito.

Como si el dinero no fuera necesario o pudiese conseguirse con facilidad y en abundancia, el proyecto no tiene en cuenta lo que se invierte ni lo que se va a invertir en la sanidad de la Seguridad Social -esa maquinaria que consume con un apetito voraz-, ni los gastos de las sociedades de seguro libre y de los propios hogares. No cita las cifras demográficas presentes ni las posibles futuras ni hay una referencia a la población médica y a la evolución que ésta, inexcusablemente, va a experimentar en los próximos seis o siete años. Nada se dice de la incidencia cuantitativa que las nuevas instituciones que se crearían, como los centros de salud, tendrían en las ya existentes, como los hospitales. No se precisan los costes actuales de los hospitales, ni, por supuesto, se estiman, ni siquiera como una hipótesis, los de la futura red hospitalaria. Se reinventa la iguala y, sin embargo, no se calcula la cantidad que esa iguala podría suponer ni se prevé, siquiera por encima, cuáles serán las consecuencias positivas o negativas de la iguala sobre el consumo médico, etcétera. Tampoco, claro, hay un solo dato ni un solo indicio de inquietud acerca de los costes que supondrían la sanidad reformada. ( ... )

Ante la omisión de datos y cifras que el proyecto de reforma sanitaria muestra, cabe pensar, además, si no se encuentra implicada una falta de consideración al ciudadano español que eligió sus representantes democráticamente para ser gobernado con eficacia, claridad y responsabilidad.

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10-16 de marzo

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