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Los guerrilleros del M-19 pueden dinamitar la embajada dominicana

La embajada dominicana en Bogotá puede ser dinamitada en cualquier momento. Sus sótanos fueron minados por los guerrilleros del M-19 el mismo día en que, la representación diplomática fue ocupada y en donde mantienen como rehenes a catorce embajadores y más de veinte empleados y funcionarios. Según el testimonio de uno de los cinco hombres liberados ayer por los guerrilleros, el comando cuenta con un arsenal muy nutrido y amenaza con volar el edificio si las autoridades colombianas no cumplen sus exigencias.

En una situación cada vez más tensa, se supo ayer que el nuncio apostólico en Bogotá, también retenido en la embajada dominicana, habló dos veces con el Papa por teléfono. Juan Pablo II reconfortó con palabras de aliento a su enviado y le comunicó sus votos por una solución no dramática de la ocupación de la embajada.Hoy continuarán las negociaciones entre el Gobierno colombiano y los guerrilleros que ocupan la sede diplomática. Entre tanto, se observa cierta dureza entre los medios militares colombianos, cuya influencia ha aumentado en los últimos meses.

Para los intentos negociadores -suspendidos, inopinadamente, ayer- está preparada una furgoneta, cedida por la Cruz Roja, estacionada en una de las aceras de la pequeña plazoleta donde está situada la embajada dominicana. En el vehículo, al que se han quitado las puertas traseras, esperarían los dos funcionarios colombianos encargados por su Gobierno para conversar con los militares del M-19. Los funcionarios son Julio Londono y Ramiro Zambrano, ambos del Ministerio de Asuntos Exteriores.

De la embajada ocupada saldrán, posiblemente, el embajador mexicano en Colombia, Ricardo Galán, y, probablemente, la misma guerrillera que inició las negociaciones el domingo. Según todos los indicios, se trata de una doctora en Medicina de origen británico, Mary Brigen, a quien se reconoce vasta cultura y gran inteligencia. En el primer encuentro, la guerrillera apareció vestida con ropa! militares y cubierta con una capucha blanca.

El Gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala ha indicado que no transigirá en su postura inicial de negarse a la liberación de los presos y al pago del rescate exigido. El argumento gubernamental es que no existen mecanismos legales para acceder a tales peticiones.

La única posibilidad existente, según los expertos constitucionalistas, para responder sin violar la legalidad a las exigencias de los guerrilleros es que el presidente de la República someta la cuestión a la consideración del Congreso colombiano. El artículo 76-16 de la Constitución de dicho país faculta a las dos Cámaras « a conceder, por mayoría de dos tercios de los votos de los miembros que componen cada Cámara, y por graves motivos de conveniencia pública, amnistías o indultos generales por delitos políticos». En cualquier caso, este sería un trámite largo.

La realidad es que, detrás de todos estos argumentos jurídicos, late la frontal oposición de los militares colombianos, cuyo poder e influencia ha aumentado de manera meteórica en los últimos meses, a ceder un ápice en su lucha contra los movimientos guerrilleros del país. Hechos recientes demuestran claramente que el poder real en Colombia no lo ejerce la presidencia de la República, sino el Estado Mayor de las fuerzas armadas,

Esta preponderancia militar es la que hace temer una decisión de desocupar, por medio de una acción armada, la embajada dominicana. Los riesgos de una operación de este tipo son enormes, y ya han sido advertidos por los rehenes. No es un secreto la presencia en Bogotá de Frank Pérez, funcionario del Departamento de Estado norteamericano, experto en antiterrorismo, ni de un grupo de comandos israelíes especializado en los mismos temas.

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