Miles de estudiantes se manifiestan en Italia contra el terrorismo
«Ahora y siempre, resistencia», estas palabras, escritas en una gran pancarta, negro sobre blanco, presidían la manifestación de miles de estudiantes que se reunieron ayer en la Ciudad Universitaria, para protestar contra el terrorismo con motivo del asesinato de Vittorio Bachelet, vicepresidente del Consejo Superior de la Magistratura, y que había sido reivindicado por las Brigadas Rojas.
En la manifestación participó, entre otros, el secretario general del sindicato comunista, Luciano Lama, quien, precisamente hace tres años, había sido expulsado del recinto universitario por los autónomos. Alguien comentó que los aplausos de ayer a Lama fueron la mejor demostración de que el terrorismo no consigue separar a los universitarios del mundo obrero. Al revés. Durante las dos horas de huelga general en toda Italia, y las cuatro de Roma, se celebraron ayer numerosas manifestaciones como afirmación de la democracia y de la libertad. Fue también la mejor respuesta a la provocación del partido de extrema derecha de Almirante (MIS), que había pedido al jefe de Estado, Sandro Pertini, que utilizara la Constitución declarando el estado de guerra y sacando el Ejército a la calle. Todos los partidos y todas las fuerzas sindicales afirmaron, al contrario, que la única respuesta válida a las Brigadas Rojas es la vigilancia, la movilización de los trabajadores en defensa de la democracia y, si acaso, la voluntad de reforzar todas las instituciones democráticas y constitucionales. Había sido precisamente Bachelet quien había defendido ante el Consejo Superior de la Magistratura, días antes de ser asesinado, que contra el terrorismo no sirven leyes especiales, sino más bien el cumplimiento de la Constitución.Los comentarios de toda la prensa democrática subrayan que el asesinato de Bachelet ha sido la repetición más exacta del de Aldo Moro. Como él, Bachelet era una de las figuras de relieve del diálogo entre católicos y comunistas: un demócrata abierto a la colaboración con las fuerzas de izquierda y un seglar que se distinguió después del concilio como presidente de Acción Católica por la defensa de la libertad política.
Por otra parte, Bachelet acababa de ser en el Consejo Superior de la Magistratura el mediador en la pugna que se ha desencadenado entre los jueces, después que el ex fiscal jefe de Roma, Vitalone, hoy diputado democristiano, había acusado últimamente a una serie de jueces de Magistratura Democrática de connivencia con los terroristas.
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