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La crisis en Asia central

La CEE, a regañadientes, decide no vender a la URSS los cereales embargados por EEUU

Soledad Gallego-Díaz

La Comisión de la Comunidad Económica Europea (CEE) decidió ayer, después de muchas vaci laciones, secundar sólo parcial mente a Estados Unidos en la utilización del «arma del trigo» contra la Unión Soviética. La CEE suspenderá momentáneamente -una semana- las exportaciones de cereales a la URSS, mientras reorganiza el mercado con objeto de asegurar que las exportaciones de trigo y cebada procedentes de los nueve, no superarán su nivel «normal», es decir, que no sustituirán a las 17.000 toneladas de cereales embargadas por Estados Unidos. Por otra parte, la Comisión ha suspendido la ayuda alimenticia a Afganistán, por considerar que no existen garantías de su empleo exclusivo en la población civil.Los nueve no parecen encontrarse muy cómodos con las presiones norteamericanas. Temiendo tal vez la reacción airada de países del Tercer Mundo, muy poco proclives a que se establezcan precedentes de una «guerra de alimentos», se han apresurado a anunciar, al mismo tiempo, que la CEE estudiará urgentemente una petición del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los- Refugiados, a fin de establecer inmediatamente un fondo de ayuda para los afganos que han huído a Pakistán. «La ayuda alimenticia a Afganistán era sólo de trescientas toneladas de leche en polvo y 3.000 toneladas de cereales. La ayuda que se enviará a los refugiados superará con creces estas cifras», afirmaron fuentes comunitarias.

Decisiones más simbólicas que reales

En cuanto a la decisión adoptada en relación directa con la URSS, sus repercusiones parecen ser más bien simbólicas que reales. La CEE no es, ni de lejos, un proveedor importante de la Unión Soviética en lo que a trigo o cebada se refiere. En los últimos años, los fletes comunitarios con destino a puertos soviéticos en el mar Báltico o en el mar Negro disminuyeron considerablemente. Por ejemplo, en 1979, sólo se enviaron unas 200.000 toneladas de cebada.

Parece más bien que se ha tratado de evitar que los países miembros de la Comunidad salieran beneficiados de la decisión norteamericana de no facilitar abastecimientos extra a la Unión Soviética. En efecto, dado que el precio de los cereales europeos es, aproximadamente, tres veces superior al precio del mercado internacional, el Comité de Gestión de Cereales de la CEE subvenciona las exportaciones realizadas por los países miembros. Si no se someten a una estrecha vigilancia los intercambios comerciales con la URSS podría darse el caso de que algún país europeo vendiera su grano a la Unión Soviética a precios, encima, subvencionados por la CEE.

Poco gravoso

Pese a que fuentes oficiales de la Comunidad afirmaron días pasados que ninguno de los países miembros tenía fuertes stocks de grano, otras fuentes comunitarias senalaron ayer que en los últimos cinco días se había recibido una auténtica avalancha de peticiones de subvención para exportaciones no previstas. Las peticiones llegaron, especialmente, de Francia y la República Federal de Alemania.

La Europa de los nueve ha intentado, una vez más, no verse totalmente arrastrada por Estados Unidos en el endurecimiento de las relaciones con los países del Este. En su comunicado oficial, la Comisión -que podría ver modificada, incluso, su decisión en la próxima reunión del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores- explica que el director general de Agricultura, señor Villain, se desplazará hoy a Washington, invitado por el Gobierno Carter, para reunir detalles complementarios sobre las decisiones y proposiciones norteamericanas y, en particular, «para apreciar su efecto en los mercados mundiales. Este es, evidentemente», señalan, «un punto de gran importancia para la Comunidad, ya que concierne tanto a sus exportaciones como a su mercado interior».

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