Presentación de "El libro de Gijón"

Las razones por las que la expresividad cultural característica de Gijón es la pintura y jamás la novelería, como es el caso de Oviedo, aparecen explicadas por Juan Cueto Alas en el prólogo de El libro de Gijón, que acaba de presentar Ediciones Naranco. Cueto argumenta que la literatura tiene pretensiones de totalidad y las artes plásticas de fragmentariedad. Por eso Gijón es espacio -de pintores y por eso cualquier empeño en reducir su genial heterogenia material y espiritual a la escala de lo novelero fracasa con estrépito.En las pinacotecas, y no en las bibliotecas, hay que buscar la realidad de Gijón, pero sobre todo, hay que buscarla en la calle. Gijón se ha convertido en poco tiempo en «ciudad de masas». Esta característica constituye un poderoso factor de cohesión social. El estadio de fútbol de El Molirión y la Feria de Muestras son el fiel reflejo de la sociología gijonesa, en opinión del prologuista, para quien los que van cada domingo a El Molinón, lo hacen para oficiar el rito de la «integración social», plena e intensa en una ciudad de más de 250.000 habitantes de derecho, de los cuales apenas 80.000 son nacidos en Gijón. A la Feria de Muestras se acude a contemplar la exhibición de los velos de los grandes contrastes sobre los que se ha ido urdiendo la ciudad en su irresistible ascensión y extensión. En la elaboración de El libro de Gijón han participado José Manuel González y Fernández Valles, autor del capítulo dedicado al arte prerromano; Ramón Baragano, encargo de la historia; Elviro Martínez de Fuentes, de la historia; Pedro Hurle, de una panorámica del concejo; Ramón María Alvar-González, de la Geografía y el urbanismo; Arturo Martín, de la industria y el comercio; José A. Samaniego, de los monumentos; María Elvira Muñiz, de la literatura; Jesús Villa Pastur, de la pintura y escultura; Patricio Audriz, de la prensa; Mauro Muñiz, de la prensa; Luis Argüelles, del folklore; Luciano Castañón, del vocabulario gijonés, y Víctor Alperi, de la gastronomía. También han colaborado en la obra el escritor Oscar Muñiz y el periodista Manuel Fernández.